La historia de Ana me conmovió. Ella tenía solo 13 años cuando su vida cambió drásticamente: se convirtió en víctima de abuso físico y sexual por alguien de su familia. Escapó en busca de ayuda solo para caer en las manos de la explotación laboral y sexual. Finalmente, después de años, encontró la valentía para denunciar el caso y buscar apoyo. El pasado no se puede borrar, pero Ana recuperó su libertad y tiene un futuro por delante.
Miles de niñas, niños y adolescentes (NNA) en México, nacionales y niñez en situación de migración que han llegado al país, se encuentran expuestos a factores que les hacen vulnerables a la trata de personas. Este delito no solo les roba su infancia y juventud, también deja cicatrices profundas en su desarrollo y bienestar. En particular, el efecto sobre su salud mental es uno a considerar: en su condición, existe una percepción sostenida de conmoción, inseguridad y miedo, según un informe de Unicef.
Tras estudiar y analizar 206 mil 549 casos individuales a nivel global desde 2015, la Plataforma de Colaboración de Datos contra la Trata de Personas de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) reveló que casi una tercera parte de las víctimas de trata de personas en las Américas son NNA y que el 30 por ciento fueron reclutados por un miembro de su familia.
Por su parte, la cifra de víctimas infantiles tuvo un aumento significativo entre 2004 y 2020 en América del Norte, según el Informe Mundial sobre Trata de Personas 2022 de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc). Con base en carpetas de investigación incluidas en el Informe, el porcentaje de niñas detectadas como víctimas subió de 13 por ciento a 17 por ciento, mientras que de niños aumentó de 3 por ciento al 23 por ciento.
La Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim) reportó que 2 mil 348 personas menores de 18 años fueron víctimas de trata de personas en este país, siendo 75 por ciento niñas y 25 por ciento niños, en su mayoría en entidades como de Quintana Roo, Baja California y Ciudad de México.
A menudo no reflexionamos lo suficiente sobre los factores de vulnerabilidad que ponen en riesgo a niñas y niños ante este delito: violencia física y mental, violencia familiar, abuso de poder, necesidades económicas y sociales, engaños a través de redes sociales y situación migratoria irregular, entre otros. Sobre este último punto, datos de la Unidad de Política Migratoria, Registro e Identidad de Personas de la Secretaría de Gobernación de 2023 revelan que 15 por ciento (113 mil 660) de personas migrantes en situación irregular eran NNA.
Estos factores exponen a la niñez a diversas modalidades de trata como la mendicidad forzada, la explotación sexual, matrimonios forzados y su utilización en actividades delictivas, que incluyen el tráfico de drogas o el tráfico ilícito de migrantes.
Unodc encontró una mayor presencia de estas tres últimas modalidades en comunidades indígenas. Mientras que en tres de 13 albergues especializados atendieron a NNA víctimas de la modalidad de utilización de menores de 18 años en actividades delictivas.
Para atender el llamado de la niñez y protegerla es fundamental considerar tres aspectos esenciales en la lucha contra este delito: un enfoque basado en los derechos de la niñez, integrar un enfoque de interseccionalidad para comprender los factores de vulnerabilidad y reconocer la condición de víctima de NNA, especialmente en casos de reclutamiento y utilización para actividades delictivas.
Este año el lema del Día Mundial contra la Trata de Personas es “no dejar a ningún niño, niña o adolescente atrás en la lucha contra la trata de personas”.
Invito a las instituciones y a la sociedad en su conjunto a implementar acciones y estrategias interinstitucionales encaminadas a la atención inmediata, las cuales favorezcan el desarrollo integral, faciliten la desvinculación con el crimen organizado y la reintegración social de la niñez.