El orgullo de los aros olímpicos

  • Jugando bajo par
  • Rafael Quiroz

Ciudad de México /

Ustedes serán los mejores jueces, pero a mi parecer, ser poseedor de una medalla olímpica es el sueño más grande de cualquier deportista y los Juegos Olímpicos de París 2024 fueron el más claro ejemplo de que jugar por el orgullo de un país puede ser mayor a cualquier cantidad de dinero y trofeos.

Increíble ver la emoción y concentración de Stephen Curry, que no dejó un solo momento de impulsar a su equipo; LeBron James, como aficionado apoyando desde las gradas al equipo femenil. La redención de Simone Biles, quien con su carácter férreo salió adelante para volver a colgarse el oro olímpico. Y qué me dicen del llanto de Novak Djokovic abrazando a su familia en las gradas después de derrotar a Carlos Alcaraz en la Final del tenis, o ver por primera ocasión a Scottie Scheffler emocionado hasta las lágrimas, en la ceremonia de premiación de medallas.

Son atletas que ganan millones de dólares en las canchas y fuera de ellas por medio de patrocinios y presentaciones, pero en París todo eso quedó atrás y únicamente floreció el espíritu de competencia. Como ejemplo, Lydia Ko, quien peleó por ese oro olímpico después de haber ganado la medalla de plata y bronce en los Juegos anteriores. O la colombiana Mariajo Uribe jugando su torneo de despedida como una de las más grandes golfistas de Latinoamérica luchando hasta el final y cerrando con un águila en el último hoyo de su carrera profesional.

Desgraciadamente no fue el mejor resultado para nuestras representantes olímpicas, Gaby López, quien disputaba sus terceros Juegos, y María Fassi, terminando en los lugares 29 y 58, respectivamente. Gaby empezó fuerte y nos hizo soñar con la medalla rápidamente, pero su juego fue de más a menos. Las dos son grandes jugadoras, pero yo veía a Gaby con gran posibilidad de medalla.

Felicidades a nuestros representantes que obtuvieron preseas, muchos de ellos carentes de apoyos económicos, ¿pero saben qué? Así es como sabe mejor el triunfo.

Para los libros la apertura de la Gira Profesional

Con un final que quedará para historia fue como inició la séptima temporada de la Gira Profesional Mexicana en campo del Campestre de la Ciudad de México, campo que está por cumplir 120 años de tradición golfística.

El campeón en desempate fue José Cristóbal Islas, que se anotó su primer triunfo como profesional al imponerse a Luis Gerardo Garza en desempate.

Me parece increíble el crecimiento de esta Gira, y como ejemplo, de 81 jugadores, 31 eran extranjeros representando 12 países de los 5 continentes.

Ojalá más empresas volteen a ver esta Gira, que como les he dicho en varias ocasiones, seguirá dando de qué hablar por mucho tiempo más.


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