Una decisión informada puede ahorrarle a una persona miles de pesos: una deuda en tarjeta de crédito de 15 mil pesos puede convertirse en una de más de 80 mil.
¿Cómo sucede esto? Una tarjeta permitirá hacer un pago mínimo de unos 3 mil pesos por seis meses para pagar los 15 mil y los intereses correspondientes; otra aceptará pagos de menos de 300 pesos para saldar la deuda en 240 meses. El dolor varía con el costo del financiamiento: mil 500 pesos o más de 70 mil.
¿Cómo evitarlo? Con habilidades financieras como entender qué es el Costo Anual Total (CAT), los intereses moratorios o cómo comparar dos plásticos para elegir el mejor. El conocimiento financiero es valioso.
“Las finanzas personales y el buen manejo que hagas de esto tiene que ver con tus sueños, tus aspiraciones y con una vida más plena”, dijo Óscar Rosado Jiménez, presidente de Condusef, en MILENIO Negocios el martes.
El dinero permite lograr objetivos, pero cuando la mitad de la población, según la ENIF 2021, tuvo afectaciones económicas por la pandemia, el dinero se convierte en un dolor de cabeza, no un facilitador.
“Hay una segunda epidemia, una silenciosa y sigilosa que va destruyendo la tranquilidad, va alterando la vida cotidiana”, dijo Óscar, y “se llama estrés financiero”. Según el presidente de Condusef, esto se manifiesta por un excesivo nivel de endeudamiento por las afectaciones que llegaron con el covid y los malos hábitos financieros que ya traíamos. Este estrés afecta hasta nuestra productividad en el empleo, y así, el dinero que tenemos comprometido, nos detiene de generar más.
Los mexicanos, para salir del bache, ajustamos los gastos, pedimos préstamos a bancos, parientes o amigos, empeñamos y dejamos de pagar deudas, muestra la ENIF. No obstante, el estrés no desaparece. La mezcla entre la pandemia y los malos hábitos ocasionó fragilidad.
La vulnerabilidad financiera se mide con el nivel de ahorro para enfrentar la eventualidad más compleja: la pérdida del empleo. En México, solo una de cada cinco personas con trabajo podrá cubrir tres meses de gastos, con su ahorro, si perdiera su ingreso.
“Un conocimiento básico de conceptos financieros y la capacidad de aplicar habilidades numéricas en un contexto financiero garantiza que los consumidores naveguen con mayor confianza los asuntos financieros y reaccionen ante potenciales eventos con implicaciones en su bienestar financiero”, dice la OCDE en su informe “International Survey of Adult Financial Literacy”.
Lograr nuestras aspiraciones implica tomar decisiones de dinero correctas y eso está en nuestras manos. Aprovechemos, por cierto, que es la Semana Nacional de Educación Financiera de Condusef para desarrollar algunas capacidades financieras. Porque, repito, el conocimiento financiero vale oro.
Regina Reyes-Heroles C.
@vivircomoreina