Estamos en el mes de abril cuando los temas de los niños y niñas se vuelven a poner sobre la mesa, aunque vemos con desencanto que siguen existiendo niños de la calle, abusos infantiles y recientemente hasta infanticidios como el sufrido por Camila en Taxco.
Podría decirse que la pobreza y la falta de valores ha golpeado el tejido social y por ello tenemos tantas problemáticas.
El discurso político dirá que no solo es responsabilidad del estado sino de los padres, y cuando abramos la puerta de la casa seguro veremos las ausencias de éstos, y si vemos más a fondo la ausencia de los hombres.
No sólo me refiero a las casas de las madres solteras, también a las de las familias mexicanas y poblanas que tienen a un padre proveedor, el cual está cero involucrado en la crianza, y que si nos va bien cumple con la manutención de la casa pero se caracteriza por estar ausente durante la niñez de sus hijos.
Apenas leí un tuit donde un sujeto criticó el que hubiera parejas de lesbianas a punto de ser madres. El tipo se preguntaba “¿es ético privar a un niño de la figura paterna, o no importa?” Ante esta pregunta la cuenta de “Las brujas del mar” le respondió: “En México 4 de 10 hogares viven sin un padre, en 11.4 millones de familias no hay padres, el 53% de los mexicanos afirman haber tenido un padre ausente y 3 de cada 4 hijos de matrimonios separados no reciben siquiera pensión alimentaria.”
Esta respuesta sin duda refleja lo que vivimos, y en Puebla no nos salvamos, porque todos sabemos cuántos días, horas o minutos de calidad dan los hombres en su rol de padres en el hogar.
Para cerrar con broche de oro: tal parece que los padres ya ni siquiera quieren aportar dinero para la subsistencia de sus hijos, si no fuera así no tendríamos que ver sus fotos en los tendederos que ponen en el zócalo de Puebla o las patrullas feministas no tendrían por qué presentarse en sus trabajos para acompañar a las madres que sólo les piden ser responsables.
Así que este mes del niño en lugar de pensar en qué juguete comprar, reserve un espacio en su agenda o la de su pareja y cumpla con algo tan básico como: tiempo de convivencia con los niños.
Sea un padre presente.