La profunda reestructura de la relación entre poder político y capital privado es indispensable para relanzar la inversión nacional constitutiva de 90 por ciento de la liquidez en torno de la cual se mueve la economía nacional. En consecuencia, la eliminación de las condiciones materiales de la inseguridad y la violencia, una de cuyas variables centrales es la ausencia de crecimiento económico y la población en la informalidad delincuencial, también está vinculada con aquella reestructura.
Como lo sugería Charles Lindblom, puede existir un “veto estructural” de las empresas sobre las políticas económicas, según el cual su decisión de invertir o no invertir condiciona —adicionalmente, agrego— la capacidad del gobierno para cumplir promesas sociales.
El acercamiento entre la presidenta Claudia Sheinbaum y las cúpulas empresariales —encarnado en el tono institucional marcado por José Medina Mora ahora al frente del Consejo Coordinador Empresarial— es señal de comprender al crecimiento como una forma de cooperación. El empresario planteó ayer, en el encuentro organizado pertinentemente por el presidente de la Coparmex CdMx, Adal Ortiz Ávalos, los tres pilares del interés privado: certidumbre jurídica, seguridad y energía.
La 4T es un nuevo régimen con potencia duradera el cual tiene la oportunidad de estimular rápidamente el diálogo inversor. Incrementar salarios sin disparar la inflación, reformar las reglas laborales sin paralizar a la economía y ejecutar política social con la suma de los sectores productivos ayuda, pero se requiere desmantelar completamente las reservas del capital respecto del presente y futuro inmediato del país.
Sheinbaum tiene la riqueza indispensable de su legitimidad y fuerza política propia. La percepción internacional refuerza el mensaje al estar en el quinto lugar de la lista Forbes Power Women 2025 y destacar ahora hasta en el solo aparentemente frívolo de positiva percepción global al situarse entre las 67 personas más elegantes señaladas por The New York Times.
El tema del financiamiento público y la relación con los mercados también se redefine a través de señales, como el Bono Verde emitido por Ciudad de México bajo la administración de Clara Brugada con la inteligente intervención del secretario de Finanzas, Juan Pablo de Botton, representativo de un voto de confianza de los inversionistas hacia una ciudad capaz de manejar recursos destinados a movilidad sostenible y mitigación climática.
La relación entre gobierno y empresarios deja de ser dilema moral o ideológico y se convierte en práctica de racionalidad política. Aquí la metáfora del calendario adquiere otra textura. El país transita de la rogante convencionalidad guadalupana a la vitalidad programática y convergente entre sectores.
El maratón Guadalupe-Reyes en su casual simbolismo: antesala del tiempo donde los buenos deseos se convierten en oportunidad de inversión si se construye un segundo piso del diálogo.