Cerrar el año siempre obliga a hacer una pausa. A mirar lo que pasó, lo que funcionó y lo que no. Y si algo quedó claro en 2025 es que la inteligencia artificial avanzó más rápido de lo que muchos imaginaban.
Avanza rápido y sorprende prácticamente cada semana. Pero con ese avance también llegó algo inevitable: la lupa del escrutinio público.
Hoy, cada vez que vemos un anuncio en redes sociales, sea video o imagen, aparece la misma pregunta:
¿esto es real o fue creado con IA?
No es una duda menor. Basta ver tres de los casos más sonados de este año.
A Coca-Cola le fue mal con su campaña navideña generada con IA, justo en un territorio emocional donde históricamente la marca había sido cercana y humana.
McDonald's se vio obligada a retirar un video creado con inteligencia artificial ante el fuerte rechazo en redes, señalado como frío y genérico.
Y en un caso más mexicano, Soriana fue duramente criticada por alterar a su figura humana más representativa, un personaje con años de peso cultural y memoria colectiva. Para muchos, dejó de ser Julio… y pareció un junio Regalado.
En los tres casos, el problema no fue la tecnología. Fue la percepción.
Aunque la IA hoy puede recrear personajes, gestos y escenarios con cada vez mayor precisión, una de las tendencias más claras rumbo al 2026 apunta en sentido contrario: la representación humana en la publicidad como sinónimo de autenticidad, creatividad y diferenciación de marca.
La IA acelera la producción, optimiza procesos y reduce tiempos. Pero cuando se convierte en un atajo creativo, especialmente en marcas grandes, el resultado suele sentirse barato, impersonal o falso. Y el público lo nota.
En un entorno saturado de contenido generado automáticamente, la creatividad humana deja de ser un lujo y vuelve a ser el filtro que separa a las marcas que solo producen de las que realmente construyen significado.
La advertencia para 2026
No van a destacar las marcas que usen más inteligencia artificial, sino las que sepan cuándo no usarla. Porque el público ya aprendió a detectar lo genérico, lo artificial y lo hecho sin criterio. Y cuando una marca grande suena pequeña, el castigo no viene del algoritmo, viene de la gente.
La IA seguirá mejorando. Pero también hará más evidente la diferencia entre producir contenido y construir marca. Y en este cierre de año, vale la pena recordarlo: cuando todo parece perfecto, pulido y optimizado, lo único que realmente diferencia es lo que se siente real.
Y eso, al menos por ahora, sigue siendo profundamente humano. Por eso la pregunta que hicimos todo el año, y que seguiremos impulsando en 2026, es la misma: ¿qué te hace diferente?
¿Por qué un cliente te compraría a ti existiendo tantas opciones?
Cuando lo tengas claro, comunícalo de forma real. Apóyate en la IA para acelerar, optimizar y escalar, pero sin reemplazar el lado humano de tu marca ni la autenticidad de tu mensaje.
La IA puede amplificar tu mensaje. Lo humano es lo que le da sentido.