Blonde: los caballeros las prefieren rubias… pero no locas

Ciudad de México /

Un tsunami de críticas encontradas y polémicas: ese fue el recibimiento que tuvo la cinta Blonde, recientemente estrenada en la plataforma Netflix. No pudo quedar más satisfecho Andrew Dominik, pues a pesar de recurrir a un tema del cual se ha hablado y especulado hasta el cansancio como lo es Marylin Monroe, tal parece que destapó una caja de Pandora.

Si bien el largometraje no dice nada que no se haya dicho ya, la crítica y el público no la han dejado pasar desapercibida. La película refiere la enfermedad mental de la madre de Monroe, la triste infancia de la actriz, el abuso de los tranquilizantes y una vida personal marcada por tristezas que no corresponderían con la imagen pública exitosa. Lo novedoso, por así decirlo, es que no se trata de una biopic ni intenta plasmar datos duros o corresponder a un relato verificable.

Por el contrario, Blonde toma como referencia la novela de Joyce Carol Oates, la cual se adentra en la mente de la leyenda de Hollywood que murió en 1962 a los 36 años. Es una adaptación que mezcla escenas reales de la vida de Monroe, tomando como línea cronológica fragmentos de películas o fotografías famosas de la actriz, en la que Dominik se concede licencias combinando elementos ficticios y reales. Esto da lugar a una trama escalofriante que muestra a una mujer desbordada y destrozada y quien esconde tras el glamour y la fachada de bomba sexual una bomba emocional.

Y mientras que para unos el efecto resulta fascinante y para otros es demoledor, considerando el peso negativo que implica para la imagen del ícono sexual de todos los tiempos, el tema de fondo es otro.

La salud mental, y más si es de mujeres famosas, nos sigue pareciendo trama de películas escandalosas o de notas de chismes de farándula.

Desde Monroe hasta Britney Spears, no son pocas las mujeres famosas que han sufrido quiebres en su salud mental y esto se ha convertido en tema, cuando no de burla, sí de morbo.

Y esto justo ocurre en el caso de Blonde, que ahonda en detalles escabrosos, golpizas, situaciones de violencia sexual, explotación, engaños, eventos traumáticos y perversiones de una manera tan descriptiva que termina por traspasar la línea del contexto y se convierte en gran imán con el que se sigue un chisme y no en la narrativa de una vida destrozada, que era el objetivo supuesto a lograr.

Y si bien Dominik no tiene la culpa de que la vida de Monroe haya sido trágica, si la tiene en no mostrar un ápice de compasión en su enfoque. En regodearse con escenas sexuales y propiciar el que las miradas se solacen sin una reflexión en la salud mental y su trascendencia, al ser dos, Marylin y su propia madre, destrozadas por sus propios demonios internos. Al parecer, los caballeros y la sociedad las prefieren rubias, sexuales y hermosas, pero nunca locas.

Por Sarai Aguilar Arriozola* 

@saraiarriozola 

*Doctora en Educación, Máster en artes con especialidad en cultura.

  • Sarai Aguilar Arriozola
  • Doctora en Educación, máster en artes, especialidad en difusión cultural
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