En la era Trump, Harvey Weinstein va por la revancha

Ciudad de México /

Al parecer, los condenados por violación no son más que una moda, o dependen del ánimo social. Esto es algo que ha sugerido parte del equipo de la defensa del exproductor cinematográfico Harvey Weinstein, cuyo caso fue uno de los más emblemáticos del movimiento #MeToo

Cuando el otro ejecutivo hollywoodense fue declarado culpable de violación y de un acto sexual delictivo en 2020, el veredicto fue aclamado como una victoria para las mujeres de todo el mundo y una señal de progreso en una lucha para detener el abuso de poder.

Weinstein ahora vuelve a estar en el centro de atención, un año después de que la condena fuera revocada cuando el Tribunal de Apelaciones de Nueva York dictaminó que el testimonio en su contra por parte de mujeres que no fueron parte del caso condujo a un juicio injusto.

“Hay un ambiente muy diferente en todo el país”, declaró a CNN el principal abogado defensor de magnate, Arthur Aidala, quien presentó la apelación y defendió a Weinstein en su juicio de 2020.

“Ahora hay otras prioridades en el país y en el mundo, y creo que eso pondrá al señor Weinstein en una posición mucho mejor para obtener un juicio justo ante un jurado imparcial”, dijo.

¿De qué ambiente está hablando el abogado? Sin duda, del triunfo electoral –y al parecer también cultural– de Donald Trump, quien ha tomado como bandera la marcha atrás de políticas progresistas y a favor de las minorías. Tampoco es un secreto que el presidente de Estados Unidos tiene en su haber diferentes acusaciones por temas de violencia sexual –los casos de Natasha Stoyoff y E. Jean Carroll– así como pagos para silenciar encuentros sexuales –el caso de Stormy Daniels, por el que incluso fue condenado sin que ello lo afectara en su regreso a la Casa Blanca–.

El comentario de este abogado demuestra cómo sí afecta que las personas en el poder sean señaladas por abusos sin consecuencias. Pues esto demuestra que el pacto patriarcal está rodeado de impunidad, privilegios y vulnerabilidad para las mujeres.

Hoy el exproductor enfrenta un juicio esperanzado en que otro hombre en el poder y su impunidad puedan beneficiarlo, aunque sea indirectamente. Y así, mientras la defensa se esmera en mostrarnos lo frágil y vulnerable que es la salud de una persona de edad avanzada, pocos parecen recordar la victimización que sufren las víctimas, y que es con ellas con quienes debe ir la solidaridad.

Hoy, el movimiento #MeToo y todas las mujeres enfrentamos una nueva batalla. El no dejarnos silenciar e intimidar por hombres poderosos que buscan hacer retroceder la conquista de un derecho legítimo: el acceso a la justicia.


  • Sarai Aguilar Arriozola
  • Doctora en Educación, máster en artes, especialidad en difusión cultural
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