Al parecer hay bromas que terminan siendo de mal gusto. Y esto le pasó a Joker, que ha sido destrozada por la crítica y en esta ocasión también por la audiencia.
En su primer fin de semana Joker: Folie à Deux obtuvo una recaudación inferior a los 40 millones de dólares en Estados Unidos, una decepción si se compara con los más de mil millones de dólares que produjo la primera entrega. Pero como si eso no fuese suficiente, el segundo fin de semana fue catastrófico. La taquilla se desplomó entre el 81% y el 89% de acuerdo con los diferentes medios de comunicación.
A esto se suma que ha recibido la puntuación de CinemaScore más baja de la historia de las películas de cómics: una D.
No se duda que se trate simplemente de una mala película como muchas que han existido. Asombra que un filme que llevaba ya medio camino asegurado al éxito, al haber sido la primera un trancazo de taquilla y en el gusto generalizado haya caído tan dramáticamente. ¿Pero que ha causado tal repulso generalizado a la película?
Llama la atención que habiendo una explicación multifactorial del fracaso haya a claras luces una villana favorita en la opinión pública. Y esta no podía ser otra sino, claro, la protagonista mujer, Lady Gaga. De hecho, la información se podía ver comentada en redes con memes e ilustraciones alusivas a la cantante o etiquetándolo a ella.
Se le ha llamado a manera de sorna que no es Joker 2 sino Lady Gaga el Musical 2. Tan controversial ha sido este encono hacia el papel de Harley Quinn que el conocido tiktoker Javier Ibarreche ha dedicado un comentario a este tema en particular, en su crítica a la película. Aunque reconoce que tanto lo musical como lo no musical “da cringe”, respecto a Lady Gaga es tajante: “Harley Quinn no me pareció particularmente memorable, pero por lo que le dan en el guion. Porque el trabajo de Lady Gaga a mí me gusta. Siento que con un mejor guion pudo haber hecho un personaje bien interesante”.
Es una postura amable en comparación con el “hate” que se desató en redes sociales a las pocas horas del estreno, en el que el fracaso en taquilla pasa por el toque sexista (como ha sucedido antes en otras cintas). Pero en el caso de Joker hacerlo así y personalizarlo en Gaga es abaratar el costo de errores visibles.
Porque precisamente las personas no esperaban ver una mezcla de Intensamente 2 con el villano de Batman. Pues mientras en la primera cinta el público se cautivó por un personaje, Arthur Fleck, que si bien padecía una enfermedad mental, se volvió atractivo por su personalidad sicótica y su papel como germen del caos, en esta segunda parte se exhibe a un Joker en la decadencia de su salud mental, sensibilizado, deconstruido y hasta enamorado.
Las brigadas antiwoke creen que este fiasco es resultado de inventar cuotas para mujeres en tramas. No es así: simplemente el personaje de Quinn carece de fuerza y no abona en nada a un progresismo al ser presentada como la parte dulce o complementaria de Fleck.
Así que aquí ni es culpa de las mujeres, ni es inclusión a fuerza. Es hora que de manera simple, un hombre, el director Todd Phillips, asuma la culpa de sus errores. Tan fácil como eso.