Una golondrina no hace verano. Eso deberían de enseñarle a la estrella de Hollywood Sydney Sweeney, quien en días pasados arremetió contra lo que califica de declaraciones “falsas” sobre el empoderamiento de las mujeres en la industria del entretenimiento.
“Es muy desalentador ver a mujeres denigrar a otras mujeres, especialmente cuando las mujeres que tienen éxito en otros ámbitos de su industria ven a talentos más jóvenes trabajando muy duro, con la esperanza de lograr cualquier sueño que puedan tener, y luego tratando de criticar y desacreditar cualquier trabajo que hayan hecho. Toda esta industria, toda la gente dice que es ‘mujeres empoderando a otras mujeres’. Nada de eso está sucediendo. Todo es falso y una fachada para todas las demás mierdas que dicen a espaldas de todos”.
Estas fuertes declaraciones las realizó Sweeney en una entrevista con Vanity Fair publicada en días pasados, en respuesta a los comentarios ampliamente difundidos de la productora de Hollywood Carol Baum a principios de este año, quien dijo que Sweeney “no es guapa” y “no sabe actuar”.
Y si bien parece lógico que Sydney se sienta agraviada, hay que saber distinguir de dónde viene el ataque y no arremeter contra una agenda social como daño colateral.
En su momento, de entrada, como es mencionado en la misma entrevista de Vanity Fair, su equipo en pleno se posicionó en su defensa. Pero no solo ellos, sino por citar a alguna, la columnista Barbara Ellen, de The Observer, y diferentes diarios, presentaron defensas y molestia ante los comentarios de Baum. Tanto así que la productora, a través de su equipo, dejo entrever una disculpa diciendo que se avergonzaba de sus dichos.
Es cierto que falta mucho camino por recorrer. No han sido pocas las actrices que han denunciado brechas salariales, y han alzado su voz por causas que han sacudido no solo al mundo cinematográfico sino al mundo en general. Tal fue el caso del movimiento #MeToo que al día ha replanteado la problemática del acoso y hostigamiento sexual, llevando a las mujeres a unirse y levantar su voz señalando a los violentadores.
No solo han levantado la voz contra violentadores sus compañeras. También contra las desigualdades salariales. Basta escuchar a la actriz Jennifer Lawrence, quien no ha tenido miedo en denunciarlo.
"No importa cuánto haga", comentó en una entrevista en Vogue, "¿Todavía no me van a pagar lo mismo que a ese tipo porque tengo vagina?". Se supo que en la película “No mires arriba” de Netflix había cobrado 5 millones de dólares menos que su compañero de reparto Leonardo DiCaprio.
Negar las transformaciones socioculturales debido a una mala experiencia o una persona que no comulga con los ideales es demasiado simplón. Es demeritar el esfuerzo de muchas que han alzado y siguen alzando la voz para concientizar y construir espacios más justos e igualitarios. El que ella, la misma Sweeney, respondiese molesta por la agresión, demuestra que poco a poco se han hecho atípicas estas violencias públicas entre mujeres del medio. Lo cual implica un cambio. Asi que no se vale que Baum agreda, pero tampoco que Sydney desacredite. Es cuestión de bajar la euforia.