Wicked: no convirtamos al feminismo en una cacería de brujas

Ciudad de México /

La definición de “invisibilizar” y la batalla por las agendas feministas son temas que vale la pena revisitar a propósito de la reciente polémica protagonizada por Cynthia Erivo, estrella de la película Wicked, recién estrenada en México.

En octubre, un fanático editó un póster de la cinta hollywoodense para que se pareciera al cartel original del musical de Broadway, bajando el sombrero de la Bruja Malvada del Oeste para cubrir sus ojos, lo que ofendió a la actriz afroamericana, quien dijo sentirse invisibilizada.

A simple vista, la edición del fan no parecía implicar algún tipo de agresión o ataque: simplemente adaptó la imagen promocional de hoy a la ya bastante conocida ilustración de la obra teatral de principios de siglo.

Pero para un orgullo herido no hay razón que valga, por lo que en Instagram, Erivo publicó el cartel modificado y escribió:

"Esto es lo más salvaje y ofensivo que he visto, igual que esa horrible IA que nos representa peleando (...) Nada de esto es gracioso. Nada de esto es tierno. Me degrada. Nos degrada a nosotros".

“El póster original es una ilustración. Soy un ser humano real que eligió mirar directamente al objetivo de la cámara hacia ti, el espectador... porque a falta de palabras nos comunicamos con nuestros ojos. Nuestro póster es un homenaje, no una imitación. Editar mi cara y esconder mis ojos es borrarme. Y eso es profundamente hiriente”.

Esta reacción levantó en redes una polémica, como se acostumbra. Si bien Erivo tuvo su red de apoyo, ésta fue mínima. Hubo mensajes conciliadores como el de su compañera de elenco, Ariana Grande. En una entrevista con Variety, la también cantante intervino con tacto en la controversia: “Creo que es muy complicado porque la IA me parece a veces conflictiva y problemática, pero creo que es un periodo de adaptación enorme. Esto es algo que nos supera a nosotros y los fans se divertirán y harán sus ediciones”.

La gran mayoría rechazó el comunicado de Erivo al considerarlo exagerado, por decir lo menos. Pero en esta ocasión los detractores se expresaron no a través de insultos o agresiones, como suele ocurrir cuando se trata de demeritar una perspectiva feminista, sino que trivializaron la controversia para transformarla en memes. Quizá por ello, en este caso, hubo un final feliz hasta con moraleja. Al final Erivo reflexionó y externó que había sobrerreaccionado. Incluso, en una entrevista mencionó que hubiera sido buena idea platicar sobre el tema con alguien cercano antes de publicar su opinión en redes.

No obstante, el verdadero tema a revisar es la vieja confiable de usar una bandera social para escudar el enojo. En este caso fue la agenda feminista y racial, de un feminismo interseccional y la batalla por la visibilización.

No se puede hacer oídos sordos a las críticas a diferentes agendas, en específico la feminista interseccional, donde se ha señalado que no todo puede ser tipificado como violencia de género, brechas o discriminacion ni por las situaciones diversas que nos atraviesan.

Si bien las mujeres han dado una dura batalla por ser visibilizadas –pues en multiples ocasiones han sido anuladas en sus esferas de acción–, en este caso no había tal. Y el no trivializar los términos ha sido uno de los principales retos que presentan las causas y batallas sociales. Esto no implica que no existan las violencias cotidianas ni la normalización de las mismas.

No obstante, forma parte de la ética necesaria en cada movimiento admitir que, si bien existen sesgos históricos en la construccion de las sociedades, esto no implica que las personas de manera sistemática busquen el ataque dirigido a grupos vulnerables. Que efectivamente la interseccionalidad es una realidad y existen grupos donde se enclava más de un factor, pero la vulnerabilidad no la da en exclusiva el fenotipo ni el género. Y de estos debates no se escapa ni el maravilloso mundo de Oz.


  • Sarai Aguilar Arriozola
  • Doctora en Educación, máster en artes, especialidad en difusión cultural
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