La comedia tiene una característica que a veces resulta muy reveladora respecto a quien la está consumiendo. Muy seguido es considerada por el receptor como un medidor de su propia inteligencia. Y en los casos donde juzgar es un deporte, cualquier cosa que no sea de alta complejidad es menospreciada por quien quiere sentirse intelectualmente superior.
No estoy hablando de gustos, ahí no hay juicio que valga, pero considerando que lo único que tengo que ver es ser periodista de espectáculos mexicana que conoce a varios colegas en Latinoamérica, me pasé toda la mañana respondiendo preguntas respecto al legado de Roberto Gómez Bolaños en programas de Argentina, Chile y Colombia y debo preguntarme: ¿Por qué demonios en México no celebramos a nuestros propios genios?
Y perdón, pero analicen bien esos programas, eran tan brillantes que hasta Los Simpson hicieron personajes en gran homenaje.
Caray, la comedia política es brillante. Pero también lo es el slapstick. Y en su momento el Gordo y el Flaco detonaban carcajadas en el mundo entero a puro pastelazo y similares. Y eran brillantes. ¿por qué no podemos entender lo avanzado que estaba a su tiempo Roberto Gómez Bolaños en su propio país?
Entiendo que el tema de las negociaciones económicas son una cosa, pero hacer trending topic el celebrar que (por ahora) El Chapulín y El Chavo han salido del aire en todo el mundo, me parece patético. Ojala hoy tuviéramos esa claridad para hacer sátira social mezclada con comedia sensible, pero vivimos en la cultura de las “cancelaciones” y pocos se molestan en entender los motivos. ¿Y ahora, quién podrá ayudarnos?
Twitter:@susana.moscatel