Ser un artista que se reconozca solo por su primer nombre es para los grandes. Liza, Beyoncé, Elvis … Por eso se comprende que Danna Paola haga esa movida con su imagen y carrera, y ahora solo ser Danna. Sí pega la estrategia. No empezó bien.
La cantante y actriz no se quedó quieta al ver que una mujer en Estados Unidos, quien tiene su cuenta desde 2006 con el nombre @Danna en (ahora) X, pidió ayuda por mensaje de voz a un chat de grupo para lograrlo. Danna (antes Paola) es una mujer muy, muy talentosa y lo que tiene se lo ha ganado.
Pero al acusar por ese medio que la otra Danna le pidió 400 mil dólares por el “@Danna” pasó lo que tenía que pasar: un acoso inmediato, insultos y agresiones a la mujer que tuvo la mala suerte de llamarse igual que la famosa, y entrar primero a Twitter. El hecho es este: un artista no puede soltar a sus fans en contra de un individuo por motivos personales. El internet ésta muy enfermito de sus emociones.
¿Pedirle a la artista 400 mil dólares por el nombre? No lo sé Rick… El resultado fue que miles de personas empezaron a leer, a propósito o no —maldito algoritmo— los posts de la mujer, y el tema se viralizó hasta ser una pesadilla para ambas. Yo creo que para los publirrelacionistas de Danna (antes Paola) aún más.
Lo cierto es que para alguien que comercia con la moneda de cambio que es la fama, un nombre tan especifico y simple en redes sociales puede ser un gran activo. ¿Vale la pena por 400 mil dólares? Lo dudo. Lo que la cantante y su equipo deben hacer es definir si lo vale como una inversión de negocios.
Y si no, pues a lo que sigue, que solo los trolls que monetizan comen de esto.