Confieso que la demanda de La viuda negra contra la compañía de Mickey Mouse me ha mantenido perpleja a cada paso. Particularmente, debo decir, la respuesta de la compañía ante la demanda de la actriz por el hecho de haber perdido mucho ingreso debido al estreno simultáneo en la plataforma y los cines. La llaman insensible respecto al tema de la pandemia, ¿pero de todos modos estrenaron en cines? No tiene mucho sentido. Tampoco me quedaba claro por qué se involucró Time’s Up; después de leer todo y hablar con varias mujeres que pertenecen al movimiento así lo entiendo:
Lo que pareciera solamente una batalla contractual de pronto se volvió una descalificación absoluta ante el derecho de
Johansson a buscar por la vía legal que al menos se tratara de respetar su contrato. Disney, sin duda, buscó ganar la batalla de la opinión pública al decir que le habían pagado 20 millones de dólares a la actriz. El hecho de que la negociación tuviera que ver con términos prepandémicos nunca se ajustó. Y la situación es esta: aún se pueden contar con los dedos de la mano las mujeres en el cine que cobran esas cantidades. ¿Hombres? Ni siquiera es tema ya. Esto dijo, entre otras cosas Time’s Up: “Nos oponemos firmemente a la reciente declaración de Disney que intenta caracterizar a Johansson como insensible o egoísta por defender sus derechos comerciales contractuales”.
Es cierto, aún vivimos en un mundo en el que el hombre tiene derecho a pelear agresivamente por lo que le corresponde, mientras que a la mujer se le tacha de insensible, ingrata o simplemente de ser una molestia. Hay demasiadas aristas aquí.
@susana.moscatel