Esta semana la Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas de Hollywood dio a conocer los nuevos criterios para el, admitámoslo, berenjenal en el que se ha convertido la categoría de “mejor película”. Y aunque puede ser un gran avance en términos de inclusión y representación, hay una contradicción intrínseca respecto a lo que debe ser el arte de contar historias y la batalla social que sin duda se está librando.
Antes las reglas eran muy sencillas: cierto tiempo en las pantallas grandes en ciertos mercados. Más de 40 minutos y aunque brincaron de 5 a 10, a quien sabe cuántas potenciales nominadas los últimos años, todos sabíamos cuando una cinta estaba hecha con fórmula para ganar un Oscar y cuales películas nominadas eran verdaderas obras de arte, de tal impacto que merecían ser galardonadas.
¿En qué se va a fijar La Academia a partir de 2024?
En “quiénes y como están siendo representados en la pantalla“, en los “temas y las narrativas“, en el “liderazgo creativo y proyecto de equipo”, “acceso a la industria y oportunidades”.
Y sí, así como hay aplausos, hay gritos en el cielo. En lo personal no gritaré hasta ver los resultados, pero honestamente sí temo que hay historias que ya no se podrán contar si esta es la cultura que prevalece en los criterios creativos.
Amo que todo mundo esté involucrado y todos estemos representados. Pero truncar la posibilidad ya sea del cine de autor (Scorsese, Tarantino) o simplemente no elegir al mejor actor para el personaje por cumplir cuotas, siempre será delicado. ¿Lo ideal? Realmente ver temas y narrativas con gran nivel cinematográfico, que vengan de todos lados.
Veremos.
Twitter: @susana.moscatel