Me imagino que la mayoría de ustedes está tan confundido como yo, pero la información de hoy me dejó peor que nunca. Por un lado tenemos al gobernador de Nuevo León, El Bronco cuestionándose: “¿Por qué no hablamos de hombricidios?”, también, demostrando que no entiende la diferencia entre la terrible situación que atravesamos y por la violencia de género, cada vez más acentuada (aunque culpe al narcomenudeo), y por el otro, tenemos a nuestras siempre intensos y entrañables integrantes de Café Tacvba diciendo que ya no cantarán su éxito “Ingrata” como siempre lo han hecho. Ahora será políticamente correcta. ¿Cómo irá eso? ¿“Ingrata. Nada de esto fue tu culpa. No me digas que es de uno. Si te extraño. Y respeto. Y enojado para nada…?” Claramente no, porque estos hombres son bien intencionados y sobre todo talentosos. Pero dónde está el extremo donde los bordes se tocan. ¿Desde dónde juzgamos el arte que estaba respondiendo a las sensaciones y lenguaje del momento? ¿Si El Bronco hubiese escuchado una versión menos enojada de “Ingrata” estaría diciendo cosas más prudentes? Entiendo que no quieran cantarla ya que se dieron cuenta de sus efectos, ¿pero es necesario reescribir un clásico? No sé. Como mujer canté tantas veces “Ingrata” cambiando la “a” o por la “o” y usándola como terapia para mi despecho. Me ayudó y me divirtió en su momento. Y no le deseo mal a ningún hombre que sea parte de mi vida por el hecho.
Entiendo que los artistas no quieran revisitar momentos y sensaciones donde no estaban en su mejor momento respecto al “otro”, y sé lo difícil que es cuando esa canción es un enorme éxito. Un ejemplo es Eminem, quien asegura que ya no cantará “Cleaning Out My Closet”, porque ahora entiende que su madre, a quien hace pedazos en esa canción, es en realidad una mujer enferma que hizo todo lo que pudo. Elton John acaba de confirmar la razón por la que decidió aparecer al lado de Eminem cuando éste cantó “Stan”, en los Grammy, a pesar de que gran parte de la comunidad gay no podía dar crédito. El motivo es que a veces las canciones vienen desde puntos de vista de personajes que dirían esas cosas. “Son interpretaciones”.
Dice en su biografía que tampoco pensó que Johnny Cash en realidad mató a un hombre en Reno solo para verlo morir. Y es cierto, eso pasa. Y hay momentos que cambian, pero se quedan por siempre en la musical.
Uno de los temas de Billy Joel es básicamente una carta de suicidio, por ejemplo, y aunque 40 años después es claro que superó eso y mucho más, ahí está. No promoviendo que otros acaben con sus vidas, sino dejando un momento congelado en el tiempo que cada uno decide cómo y si quiere revivir.
Así que no. No creo que el arte deba cambiar. Creo que lo debemos juzgar en el momento en el que estamos viviendo y por eso ardo en llamas cada vez que veo una canción de reguetón que valora a la mujer solo por su trasero. Pero los políticos y los actores sociales no están haciendo arte. Tienen poder de decisión. Y si no saben distinguir estas diferencias, entonces estamos en problemas.
Twitter: @SusanaMoscatel