Este jueves se estrena en más de 600 pantallas de todo México la cinta de horror-comedia-introspección La sustancia; si ustedes creen que ya saben qué esperar de la cinta de Coralie Fargeat que ganó mejor guion en el Festival de Cine de Cannes, no se confíen. Esto se los escribe alguien que no es fan del género, pero cuando el terror viene de lugares que no son hachas, fantasmas o seres diabólicos, vale la pena ver qué parte de nuestra naturaleza humana es la que nos hace gritar. Y cuando eso que nos disloca resultamos ser nosotros mismos, entonces hay algo mucho más interesante ahí que rápidos ataques adrenalínicos con los que podemos convivir.
No vendo trama, solo les digo lo que la directora quiso en una plática que tuvimos después de su premier en el Festival Mórbido en México. Esto tiene que ver con nuestros cuerpos, nuestro supuesto tiempo de caducidad como —en este caso y tantos— mujeres en la sociedad, y todo lo que estamos dispuestas a hacer para ser relevantes, deseadas, amadas, útiles.
Sí, es un pedazo de crítica social esta Sustancia, pero cuando una cree que ya lo vio todo, la cinta da otro giro, después uno más, y cuando parece que ya no puede pasar otra cosa, todo cambia. Todo.
El audio y el maquillaje son tan extraordinarios que no puedes dejar de escuchar y ver, aunque te quieres meter debajo de la butaca. Las risas son de lo poco que nos protege, y la actuación de Demi Moore es de las que solo ocurren una vez en la vida. Si bien hay referencias a clásicos como La mosca o al cine de Cronenberg, la visión de Coralie —que también escribió esto— no permite quedarse con una sola cosa.
No lleven niños, no vayan si tienen ansiedad o un mal día. Vayan y olviden lo que creen que es razonable; saldrán del otro lado de los paradigmas que parecía que la cinta iba a romper. Ha nacido un clásico extremo.