Lo que no entiende "La parodia"

México /

Aquí les escribe la primera defensora de la comedia, sobre todo en tiempos de histeria colectiva en redes sociales y descontextualización, pero también hay que entender que para hacer comedia hay que ser gracioso, no ofensivo. La comedia no es exponer lo que se ve a primera vista a través de nuestros prejuicios y convertirlo en algo grotesco. La buena comedia se burla del victimario. Comprende la situación alrededor de un tema que está en boca de todos y logra darle un giro a la historia que sorprende y nos haga reír. Si no, comedia sería lo que dijo Sergio Goyri en su momento de Yalitza Aparicio, que hizo reír a sus esbirros. No reírnos de la soberbia del actor en sí (o del hecho de que el ego de su mujer, en la era de la selfi, fue lo que lo expuso).

La gente, estos días, tiene una gran propensión a reír cuando escuchan que alguien más está siendo insultado. Quien sea. Es clara la razón por la que esto pasa cuando se trata de los políticos o las personas en el poder a quienes, a menudo se les acusa de nuestras desgracias. Mejor reír de ellos que llorar solos, ¿no? Pero ahí es cuando las cosas comienzan a ponerse un poco confusas.

Prometo ver completa La parodia hoy que se estrena en Televisa. Es injusto hacer un juicio completo con base en unos cuantos clips que soltaron para llamar la atención. También coincido en que todo el que esté en el ojo público es un blanco potencial para un programa con semejante nombre. Pero esto es lo que no entiende La parodia: mostrarnos imágenes de una mujer a la que se le tuvo que maquillar de manera grotesca para parecer una versión tipo payaso de Yalitza, robándose el centro de la mesa de la fiesta del Oscar, no es chistoso. Es, simplemente, seguir alimentando preconcepciones que quizás hagan reír a los más inseguros, a los más simplones; pero llega en un momento en el que, al final del día, el mensaje parece ser: “Carajo, ¿es que no aprendimos nada de este episodio?”.

No, no creo que debamos imitar las susceptibilidades de Estados Unidos en temas raciales y de lo políticamente correcto, pero en este momento la sensibilidad de oscurecer la piel a modo de chiste, ya sea para disfraz o fiesta, es uno de los grandes escándalos políticos, que están en juego en este nuevo ciclo electoral. La ofensa es que la blackface viene de una terrible tradición de burlarse de aquellos que se consideraban inferiores en el mundo a través del entretenimiento. Y estas personas, en ese país, son los negros. Los de piel más oscura. ¿Me pueden decir que no tenemos una terrible versión de ese mismo problema en México? ¿Entiende ya La parodia que, mientras está bien que sean comediantes que se burlan de manera equitativa de todos, no es lo mismo exaltar un dañino estereotipo que exponer abusos políticos o sociales? ¿Que no era eso lo “maravilloso” del programa en su primera vuelta?Insisto, hay que verla. Pero francamente no puedo decirles que el criterio de promoción sea precisamente el mejor. Hay mil temas de los que podemos burlarnos respecto a Roma, por ejemplo. Pero de ellos, lo que hemos visto sería el motivo de burla. No la burla en sí.

Twitter: @SusanaMoscatel

  • Susana Moscatel
  • 25 años de periodista y conductora de entretenimiento. Ha publicado tres libros, traducido 18 obras y transmitido el Oscar y el Tony, entre muchos otros. Escribe de lunes a viernes su columna Estado fallido.
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