Ya es una experiencia bastante común, sobre todo en nuestros teléfonos. ¿Conocen a alguien que mande mensajes de texto que no haya gritado alguna vez un fuerte improperio con las decisiones que el texto predictivo toma por nosotros? Ya no hablemos de groserías, que a veces sí queremos usar, y que los teléfonos usualmente deciden corregir, no sé si a manera de ayudarnos o llamarnos la atención. No me enorgullezco de decir que es mucho más probable que yo escriba “cabrón” a “carbón”, pero tiro por viaje me lo cambia. En inglés el ejemplo más habitual es “ducking” en lugar de… pues, “fucking”. ¿Cuál crees que sea la palabra más útil para expresarse en ese idioma?
Y es que no es solo con las malas palabras. ¿Les pasa que si tiene un nombre propio en su agenda que también sea una palabra para otra cosa hay que perder la mitad del tiempo en cambiar una y otra vez de mayúscula a minúscula? En mi caso, y sé que muchísimos colegas pasan por esta seguido, nunca puedo escribir “columna” sin que me lo cambie a “Columna”. Y mi pobre amiga Melissa ya se rindió, porque cuando tratamos de decirle algo a “Mel”, el teléfono de todas decide que queríamos decir “Anel”. No hay salida. Cuando me refiero a una persona como “el niño” mi cel parece pensar que soy meteoróloga interesada en en fenómenos del clima porque solo acierta a cambiármelo por “El Niño” cada vez.
¿Por qué esto ahora? Porque entre los muchos anuncios de Apple reciente, uno tiene que ver con la nueva herramienta de IA que garantiza mejor aprendizaje de las más habituales expresiones y forma de expresarnos. Sabrá si la altisonancia es lo nuestro o cómo se llaman nuestras amigas. Aseguran que aprenderá muy rápido y dejaremos de gritar “¡pinche autocorrector!” tan seguido. No quiero que sepan tanto de mí, pero por el otro lado ya no quiero pelear contra “Columba”. Diario tengo que asegurarme que llegó a la redacción, ¿saben?