La ley que pretenden que entre en efecto en 2020 contra el aborto en el estado de Georgia, Estados Unidos, es sin duda una de las más controvertidas en tiempos modernos. La razón de esto es que pretende regresar a los tiempos en los que el aborto es ilegal, a pesar de que la Suprema Corte avaló el derecho a la mujer de decidir las primeras 24 semanas de su embarazo (desde 1973). En este estado, que no ha estado solo en su intento, la ola de conservadurismo ha llevado al gobernador Brian Kemp a firmar una ley que determina que a partir de seis semanas se tiene que seguir adelante con el embarazo, sea prácticamente cual sea la situación de la mujer (ni siquiera considera como excepciones la violación o el incesto), así que se pueden imaginar el tamaño de discusión que tenemos aquí.
Todo esto en sí es un tema verdaderamente delicado y siempre en discusión, pero hay un nuevo factor en la política de las libertades civiles con el que seguramente no contaban quienes están impulsando que esta ley entre en efecto: Netflix y el dinero que le deja a este estado, que para muchos es considerado el Hollywood del sur. Y con buena razón, los incentivos fiscales que este lugar ha dado para que se hagan filmaciones ahí han sido verdaderamente atractivos. Así que desde Walking Dead o Black Panther, solo para mencionar algunas producciones se han llevado a cabo ahí. Y Netflix esta con todo en este estado, con muchos de sus grandes éxitos, incluyendo Stranger Things. Así que como personaje político en toda esta saga, considerando los 2.7 mil millones de dólares que al año se invierten ahí por la industria del entretenimiento, Netflix ha sido el primero en expresar no solo su preocupación, sino sus planes de dejar el estado si esto realmente ocurre el próximo año. Eso, señores, es poder político. Y bastante valor, siendo que son los primeros de los grandes en aventarse esta batalla, pero seguramente no serán los últimos.
En un país, un mundo, tan dividido con este tipo de materia estos días es realmente importante entender que las decisiones ya no solo se toman en cuartos secretos por personajes que mueven las cuerdas mientras vamos por nuestras vidas sin darnos cuenta. El dinero sí mueve al mundo, pero no todos están dispuestos a crear una controversia tan fuerte, que podría quizás costar suscriptores, por hacer lo que consideran correcto. No es la primera vez que pasa algo así, claro. Disney lo hizo en este mismo estado en el 2016, cuando pretendían promulgar que permitía que organizaciones religiosas negaran servicios sociales a quienes no vivieran la vida de acuerdo con sus creencias. Básicamente esto fue considerado como una amenaza para la comunidad LGBT+. Y Marvel dijo que dejaría de filmar ahí si eso ocurría. El entonces gobernador vetó el proyecto. La pregunta es, ¿hay que ser Netflix o Disney para realmente tener influencia política estos días? En nuestro país, para ser honestos, generalmente pasa al revés. En muchos casos la iniciativa privada, que funge como anunciante y no creador de contenidos, es quien tiene este tipo de poder. Y en la mayoría de los casos están del lado conservador. Aplaudo a Netflix y a Disney que lo hagan a pesar de las consecuencias.
@susanamoscatel