Lo sé. Esto debe haber dolido tanto como la primera vez que mamá encontró sus Playboy escondidas y las tiró a la basura; o cuando la gente de Sistemas de la empresa entendió bien qué es lo que uno hacía con su… ancho de banda. La decisión del portal de OnlyFans de prohibir los contenidos sexualmente explícitos es un inevitable suicidio corporativo.
Una plataforma con 130 millones de usuarios únicos no es cualquier cosa. Además, guste o no, durante la pandemia se volvió la única forma de sustento de cientos de miles de estrellas sensuales de la red. El tema no es que ellos decidieron que las sensibilidades actuales no estaban para ello, está en que si quieren seguir trabajando con las tarjetas de crédito –y lo necesitan–, entonces tenían que apegarse a las reglas que ellos estaban poniendo. Y en efecto, es mucho más fácil tratar de regular la trata y la explotación a través de sistemas financieros oficiales, y no criptomonedas. Pero, ¿realmente piensan que las personas que vivían de mostrarse de manera sexualmente explícita se van a moderar?, ¿o que ya brincaron a lo que sea que sigue en el mundo sexo-digital ?
La verdad es que hay una enorme brecha entre tratar de ser absurdos policías de la moral ajena y prevenir delitos sexuales; no puedo dejar de sentir que si esa decisión recae en manos de los bancos y aquellos que regulan los instrumentos financieros, estamos en problemas. Y si OnlyFans piensa que por el nombre de su marca ya la hicieron, solo les recuerdo que antes de Facebook existía
MySpace. Y antes de ello, en un pasado muy lejano Friendster. El mundo digital no es uno de lealtades, sino de satisfacción instantánea.
Susana Moscatel
Twitter: @susana.moscatel