Hay momentos en la historia que parece que todo ocurre al mismo tiempo. Y nunca ha sido más difícil comprenderlos como ahora. Es imposible no ver la profunda alegría que millones de personas en el país sintieron con lo que muchos llaman “La segunda temporada” de la serie Transformación. Pero simplemente reconocer eso en la plaza pública, que ahora son las redes sociales, implica que algunos de quienes no coinciden avienten insultos, amenazas o desdén.
La esperanza de verdad es lo último que muere, porque expresarla parece ya colocarte en uno de los dos bandos en una guerra de unos contra otros, que muchos no quisiéramos tener que pelear.
Ayer, mientras presenciábamos el momento histórico de ver a una mujer ser Presidenta en México caían misiles en Tel Aviv enviados desde Irán (generando #TerceraGuerraMundial como tendencia en redes), los candidatos a la vicepresidencia de EU se preparaban para lo que será el último debate antes de esas elecciones, y nuestra gente en Acapulco continúa en la desesperanza por las inclemencias del clima extremo y la consecuencia de la capacidad de rescate. Lo mismo en Carolina del Norte, donde nadie le avisó al huracán que esas cosas no deben pasar en el llamado “primer mundo”.
Sí, ayer fue un día que pasará a la historia. ¿Pero quién la contará? ¿Quiénes serán esos “ganadores” a quienes siempre se les atribuye toda retórica?
Estos días, lo único que me ha dado un esbozo de entendimiento de lo que está pasando con la información está en textos como Nexus, de Yuval Noah Harari. Lectura urgente para todos. El mundo está cambiando tan rápido que, si le damos prioridad a entendernos unos a otros, me pregunto ¿quién? o más bien ¿qué acabará contando esta “historia” que estamos viviendo?