Casi un mes después del segundo debate presidencial y del primer enfrentamiento entre Donald Trump y Kamala Harris, se llevó a cabo el debate vicepresidencial entre JD Vance y Tim Walz el martes, 2 de octubre. En muchos medios, se le adjudicaba mayor importancia a este debate dado que el candidato republicano, Donald Trump, se negó a participar en otro debate presidencial con Kamala Harris. Al final, el debate fue menos visto que otros debates vicepresidenciales – atrajo a 43 millones de espectadores.
Las encuestas han mostrado que el candidato republicano a la vicepresidencia, JD Vance, se ha vuelto más impopular a medida que los votantes lo van conociendo. Por su parte, el candidato demócrata, Tim Walz, ha ganado popularidad. Por ejemplo, Vance se ha enfrentado a duras críticas por amplificar una afirmación falsa sobre inmigrantes haitianos que se comían a las mascotas en una ciudad de Ohio y por comentarios de que el país estaba siendo gobernado por “señoras gato sin hijos". También ha sido criticado durante la campaña por su interacción incómoda con empleados de una tienda de donuts y su falta de capacidad de conectar con la gente.
Para analizar el debate, es importante considerar lo que no se dijo. Durante la campaña, Trump sugirió que, en el caso de que ganara, no habría más elecciones. JD Vance propuso que las personas con hijos deberían tener más votos que las que no los tienen. Además, Vance mencionó a un ideólogo de extrema derecha que aboga por reemplazar el gobierno estadounidense con un dictador. También está el Proyecto 2025, que busca desmantelar el sistema de pesos y contrapesos de la democracia estadounidense. El momento clave del debate fue cuando Vance se negó a reconocer la derrota de Donald Trump en las elecciones de 2020, minimizó el asalto al Capitolio del 6 de enero, y no descartó la posibilidad de impugnar el resultado de las próximas elecciones, reafirmando su lealtad a Trump y la tendencia autoritaria de los republicanos.
Aparte de eso, el debate fue civilizado y abarcó temas como política exterior, migración, economía y aborto. Vance se mostró preparado y retóricamente pulido, tergiversando hechos para aparentar más moderado y apelar a votantes fuera de la base republicana. Por ejemplo, Vance sugirió que Trump había salvado el programa de asistencia sanitaria de Obama (conocido como Obamacare), a pesar de haber intentado eliminarlo durante su mandato. Este patrón se repitió en varios temas. Tim Walz, en cambio, pareció nervioso al principio y menos refinado, enfocándose en su experiencia como gobernador de Minnesota, sin desafiar directamente a Vance. Sin embargo, Walz mejoró al abordar temas clave para los demócratas como salud, aborto, y el negacionismo electoral de los republicanos.
La emisora CBS encuestó a 1,630 votantes (entrevistados antes y después del debate, margen de error =/-2.7 puntos porcentuales) para conocer sus opiniones. Los resultados reflejan únicamente las opiniones de ese grupo y no son representativos de las opiniones de todo el electorado. Además, los encuestados eran 3 puntos porcentuales más demócratas que republicanos. Según los encuestados, cada candidato se desempeñó mejor en los temas que domina. JD Vance en migración y economía, y Walz en asistencia sanitaria y aborto. El 41% de los espectadores consideró que Walz ganó el debate, el 42% opinó a JD Vance ganó, mientras el 17% consideró que fue un empate. Antes del debate, el 52% se mostraba favorable a Walz y el 40% a Vance. Tras el debate, estas cifras subieron a 60% y 49%, respectivamente. Los encuestados señalaron que Vance se centró más en criticar a su oponente, mientras Walz dedicó más tiempo a explicar sus posiciones.
En resumen, cabe recordar que este y otros debates entre actores democráticos y autoritarios son problemáticos para el sistema político, dado que no están operando o discutiendo en el mismo marco de hechos. Este tema se agudiza cuando los hechos no se verifican durante el debate. Aun así, el debate no dañó la imagen de ninguno de los dos candidatos. Walz continúa siendo percibido positivamente y en sintonía con las necesidades de los estadounidenses. Vance, que enfrentaba un déficit de imagen, mejoró su posición y ganó apoyo entre quienes lo vieron como cualificado. Sin embargo, cabe recordar que los candidatos vicepresidenciales no suelen influir en la elección de un determinado candidato presidencial. Además de los candidatos, un análisis de fivethirtyeight demuestra que los debates vicepresidenciales pueden levemente afectar a los niveles de aprobación, pero no el voto. La única excepción en Estados Unidos fue la candidata vicepresidencial republicana Sarah Palin en 2008, quien tuvo un pequeño efecto negativo en la elección de voto para algunos.