Los programas de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) tienen presencia en más de 9 millones de hogares y en las vidas de 47 millones de personas. Se trata de ciudadanos que, en gran medida, son acompañados por la Sedesol para tener una adecuada alimentación, educación, salud, para mejorar sus viviendas y, en suma, para gozar de un mayor bienestar y construir un futuro próspero para ellos mismos y sus familias, a fin de enfocar mejor los recursos de los programas y hacerlos más efectivos, necesitamos estar más cerca de esos hogares y de sus habitantes.
Por ello, la Sedesol ideó una nueva manera transparente y cercana de comunicarse con la ciudadanía. Un ejercicio de rendición de cuentas y de diálogo entre gobierno y sociedad sin precedente. Se trata de la Cartilla Social, un documento que brinda información exhaustiva a los beneficiarios de los programas sociales en más de 9 millones de hogares de todo México.
En la Cartilla Social se registran los apoyos que recibe el hogar, en su modalidad monetaria o en especie. Esto permite a los ciudadanos ejercer su derecho a la información y conocer la magnitud y la periodicidad de las transferencias que reciben, de acuerdo con el Padrón Único de Beneficiarios (PUB) que por ley compila y publica la Sedesol en el portal de internet datos.gob.mx, con base en 154 padrones de 61 programas sociales ejecutados por 12 dependencias federales.
Su elaboración implicó un gran reto desde distintas vertientes. Por un lado, involucró la firma de convenios de intercambio de información con 22 gobiernos estatales que participan en el ejercicio y el diseño conjunto del contenido por parte de distintas instancias de gobierno, a fin de que la información presentada en la Cartilla Social fuera clara y útil. Por otro lado, requirió un gran despliegue logístico por parte de la Sedesol para la entrega de cartillas a un tercio de los hogares del país y la explicación de su contenido a los ciudadanos.
Más aún, de darse casos en los que un hogar no esté recibiendo el acompañamiento que se describe en la cartilla, o si alguno de los datos está incorrecto, los ciudadanos pueden expresar sus comentarios, recomendaciones y aclaraciones tanto de manera presencial como telefónica.
Tan solo en el último mes, en el Centro de Atención Telefónica de la Sedesol se han atendido más de 5 mil consultas ciudadanas que tuvieron origen por medio de la entrega de cartillas sociales. Estas llamadas —que cuentan con vigilancia ciudadana por medio de las contralorías sociales— nos permiten fortalecer y retroalimentar los programas, no solo de la Sedesol, sino también de otras instancias federales y estatales. La participación ciudadana que ha generado la Cartilla Social nos permitirá realizar mejor nuestro trabajo y lograr que, hogar por hogar, los recursos públicos de desarrollo social estén mejor invertidos y tengan un mayor efecto en el bienestar de los mexicanos.
Asimismo, en la Cartilla Social se ofrece a las familias información personalizada, de acuerdo con las características de su hogar, en temas relacionados al ejercicio de sus derechos sociales. Por ejemplo, podemos imaginar que para la familia Flores García, que reside en Hidalgo, con cinco hijos, es importante saber que, además de la leche de menor precio que adquieren a través de Liconsa, en las estancias infantiles de la Sedesol, donde asisten sus niños pequeños, también se acredita el preescolar o que, a través de Prospera, se otorgan becas educativas bajo un esquema de corresponsabilidad para los más grandes. Podemos también imaginar que para una pareja de adultos mayores que vive en Chihuahua y que ya recibe una pensión bimestral, es igualmente importante saber que tienen derecho a ser atendidos en las clínicas del Seguro Popular y en las jornadas médicas que organiza el IMSS en todo el territorio nacional.
La Cartilla Social busca tender un puente de diálogo cercano y personal entre la autoridad y cada hogar en donde los habitantes enfrenten una situación de pobreza y de carencia. Nos permite conocer mejor la dimensión del acompañamiento que se les da, estar seguros de que los beneficios lleguen, que lleguen a tiempo y que sean útiles en el esfuerzo que día con día realizan los mexicanos por salir adelante.
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