Últimamente, ya sea en los días posteriores al cierre de USAID por parte de la administración Trump, o en el actual conflicto en Palestina, se ha hablado mucho sobre cuál es la posición de Estados Unidos y cómo seguirá interactuando con el resto del mundo. Escribiendo en The Guardian, el ex primer ministro británico Gordon Brown escribió que "la era en la que los líderes estadounidenses valoraban su poder blando está llegando a su fin." Bruno Maçaes, ex Secretario de Estado portugués para Asuntos Europeos, criticando el enfoque de Washington en Gaza, declaró en la revista TIME: "Nadie podría acusar a Estados Unidos de doble rasero. A lo que es vulnerable es a la acusación de que ya no tiene ningún rasero". El profesor Ntobeko Ntusi, Catedrático de Medicina de la Universidad de Ciudad del Cabo, comentando el cierre de USAID dijo que "los gobiernos del Sur Global deben darse cuenta de que la prosperidad de sus pueblos no está en manos de la Casa Blanca de Estados Unidos, sino en su propia agencia, desarrollo y autosuficiencia". El jefe de los servicios de inteligencia turcos, Hakan Fidan, declaró que las acciones del presidente estadounidense son "una llamada de atención para que nos unamos y diseñemos nuestro propio centro de gravedad".
Cuestionar el statu quo
El ex diplomático británico Samir Puri describió en su reciente libro la noción de "Westlessness", es decir, la disminución de la porción del pastel mundial que ocupan las naciones y los pueblos occidentales". Argumentaba que "en términos demográficos, económicos, militares y culturales, nos precipitamos hacia un futuro global mucho más diverso".
Los preparativos para este futuro global más diverso deberían haberse producido ayer. Vemos focos de cooperación entre el Sur Global y la mayoría global, como las reuniones entre jefes de Estado del Sur Global en la reciente Cumbre Mundial de Gobiernos celebrada en Dubai, y agrupaciones como el Grupo de La Haya, formado por los gobiernos de Belice, Bolivia, Colombia, Cuba, Honduras, Malasia, Namibia, Senegal y Sudáfrica.
Los recientes acontecimientos en Oriente Medio también señalan un cambio en el centro de gravedad política mundial. En medio de la actual guerra entre Israel y Gaza, las naciones árabes y de mayoría musulmana, como Turquía, Qatar, Egipto y Arabia Saudí, se han convertido en actores fundamentales, liderando tanto las negociaciones públicas como la diplomacia entre bastidores, a pesar de sus diferencias internas. Esto subraya la creciente influencia diplomática de la región MENA en la escena mundial. Además, tras la caída del régimen sirio en diciembre de 2024, el mundo árabe y musulmán se unió rápidamente en apoyo del nuevo gobierno provisional y del pueblo sirio, poniendo de relieve un compromiso cada vez mayor con la colaboración y la solidaridad Sur-Sur.
Y mientras vemos estas viñetas de solidaridad entre las naciones del Sur Global, no vemos ninguna hoja de ruta cohesionada para los próximos 20 o 30 años que se centre en la agenda económica, de seguridad, cultural, climática y de salud pública Sur-Sur.
Iniciativas emergentes y necesidad de cohesión
Tal hoja de ruta debería consagrar en su seno una serie de principios y esfuerzos clave. El mencionado profesor Ntusi pidió a los líderes del Sur Global que "creen las condiciones que permitan a los científicos de sus países apropiarse de sus campos", una idea que apoyamos total y plenamente y que debe incluir unos presupuestos de investigación sólidos, la cooperación y consolidación de la investigación con científicos de otros lugares del Sur Global y una mayor autonomía para que los científicos prosperen. También es necesaria una agenda económica concertada para la cooperación Sur-Sur, que incluya rutas comerciales y aéreas más directas y la sustitución de productos comerciales y materias primas que puedan producirse en el Sur Global con mayor calidad.
Sin embargo, el futuro del multilateralismo en su forma actual sigue siendo incierto y continúa reflejando las estructuras de poder coloniales. Como tal, cualquier hoja de ruta eficaz debe perseguir una estrategia doble: revitalizar el multilateralismo que supere las divisiones históricas y el legado de las estructuras coloniales que aún conforman las relaciones internacionales, y al mismo tiempo invertir en un sólido enfoque plurilateral entre las naciones del Sur Global que puedan promover sus intereses colectivos sin esperar el consenso del Norte Global. Este plurilateralismo estratégico será crucial para construir poder de negociación y crear mecanismos alternativos de cooperación.
Toda hoja de ruta eficaz debe incorporar varios principios clave.
1. Autonomía científica: Crear las condiciones para que los científicos del Sur Global se apropien de sus campos, con presupuestos de investigación sólidos y colaboración en la investigación Sur-Sur
2. Autodeterminación tecnológica: Impulsar la inversión en infraestructura digital y la innovación regional para reducir la dependencia de los monopolios tecnológicos extranjeros. Invertir en soluciones locales y garantizar la gobernanza de los datos para fomentar la resiliencia económica y la autonomía digital.
3. Autosuficiencia de la sanidad pública: Autonomía en la financiación de la sanidad pública y mayor cooperación Sur-Sur en investigación y formación de recursos humanos.
4. Cooperación económica: Un programa económico Sur-Sur que reduzca la dependencia de los productos y capitales occidentales y aumente las rutas comerciales y el fortalecimiento de la cadena de suministro intercontinental.
5. Innovación farmacéutica: Un nuevo enfoque de la innovación y el acceso a los productos farmacéuticos que incluya la fabricación regional, el aumento de los presupuestos de I+D para los científicos del Sur Global con el fin de impulsar la innovación, y un esfuerzo concertado para utilizar las flexibilidades existentes para acceder a medicamentos más asequibles.
6. Libertades religiosas: Reforzar las iniciativas interconfesionales existentes y los marcos jurídicos y sociales que protegen las prácticas religiosas de todas las confesiones, salvaguardando al mismo tiempo los derechos de las personas sin afiliación religiosa. Estos esfuerzos deben tener una base cultural, garantizando que las protecciones sean significativas dentro de los contextos locales al tiempo que se defienden los valores inclusivos y pluralistas.
7. Cooperación pragmática en materia de seguridad: Desarrollar asociaciones de seguridad graduales que den prioridad a objetivos alcanzables. Esto debería centrarse primero en la cooperación práctica en ámbitos no sensibles: respuestas coordinadas a la delincuencia transnacional, operaciones de ayuda en caso de catástrofe y misiones de mantenimiento de la paz en las que los intereses mutuos coincidan claramente.
8. Marcos de seguridad integrados: Establecer protocolos claros para el intercambio de inteligencia con salvaguardias sólidas, abordar los conflictos jurisdiccionales y crear mecanismos para resolver las reclamaciones territoriales superpuestas son requisitos previos esenciales antes de que pueda producirse una integración más profunda. Es fundamental que estos marcos de seguridad se vinculen intencionadamente a los planes de desarrollo económico regional, reconociendo que la estabilidad y las oportunidades económicas son fundamentales para obtener resultados sostenibles en materia de seguridad.
Retos y obstáculos
La puesta en práctica de estos objetivos requerirá la identificación y mitigación de los retos y obstáculos potenciales y existentes. La desconfianza histórica entre las naciones del Sur Global sigue impidiendo el consenso y el avance hacia objetivos comunes, como demuestran las actuales tensiones entre India y Pakistán. Este patrón de fricción regional no es limitada a rivalidades de larga data; incluso las relaciones típicamente estables están mostrando signos de deterioro, como lo demuestra la creciente fricción entre India y Bangladesh.
Estos conflictos emergentes ponen de relieve la rapidez con que las tensiones bilaterales pueden hacer descarrilar la cooperación Sur-Sur y las continuas maniobras geopolíticas de las potencias mundiales perturban los esfuerzos de integración regional. Por ejemplo, la iniciativa china de la Franja y la Ruta, aunque proporciona inversiones en infraestructuras, ha creado problemas de dependencia de la deuda. La participación popular es esencial para alcanzar estos objetivos y crear responsabilidad, pero como ilustran las clasificaciones de CIVICUS, varios países del Sur Global, como Afganistán, Cuba y Eritrea, siguen teniendo espacios cívicos cerrados o muy restringidos.
También sigue habiendo importantes carencias de capacidad en materia de defensa, sostenibilidad y clima, y salud pública, por nombrar algunas. Por ejemplo, la Organización Mundial de la Salud ha previsto que en 2030 faltarán 6,1 millones de trabajadores sanitarios en África si se mantienen las inversiones actuales, lo que a su vez repercutirá negativamente en el bienestar y la productividad del continente.
Según el SIPRI 2023, las capacidades militares muestran grandes disparidades: Las regiones del Sur Global, como África (2,1%), Sudamérica (2,1%) y el Sudeste Asiático (2,0%), sólo aportan una pequeña parte del gasto militar mundial, a pesar de contar con numerosos países y una población considerable. Mientras tanto, los cinco países que más gastan (Estados Unidos, China, Rusia, India y Arabia Saudí) representan el 61% del gasto militar mundial. Esta concentración de recursos militares en un puñado de naciones refleja desequilibrios de poder geopolítico más amplios.
Del mismo modo, en el ámbito de la seguridad, la brecha de la seguridad digital sigue siendo marcada, y el Índice de Ciberseguridad Global 2024 muestra que muchas naciones del Sur Global se sitúan en el nivel inferior en cuanto a capacidades de ciberseguridad. Esta debilidad se debe a la insuficiencia de recursos técnicos, al subdesarrollo de los marcos jurídicos que rigen los espacios digitales y a las lagunas generalizadas en los programas de sensibilización y formación en ciberseguridad.
Vías de aplicación
Varios mecanismos pueden facilitar esta hoja de ruta. El primero son los bloques y agrupaciones regionales como la ASEAN, el MERCOSUR, la Liga Árabe, la SADC, la CEDEAO y los BRICS. Éstos deberían integrar más activamente las reuniones y decisiones intercontinentales de integración y cooperación Sur-Sur y pueden servir como bloques de construcción para una cooperación más amplia. El segundo son las reuniones de jefes de Estado, como la Asamblea de la Unión Africana y la Cumbre de Gobiernos Mundiales, que pueden impulsar el compromiso político de alto nivel en las más altas instancias. El tercero son las conferencias y eventos internacionales, como las COP sobre el clima y la Asamblea Mundial de la Salud, que pueden servir de plataformas para el compromiso mundial y brindar oportunidades para formalizar iniciativas de colaboración.
Además, pedimos que se celebre urgentemente una cumbre de jefes de Estado del Sur Global en la que se planifique y ponga en práctica esta hoja de ruta. Las recompensas serían sustanciales: economías más resistentes y menos vulnerables a los choques externos, sistemas sanitarios que respondan a las necesidades locales, soluciones autóctonas a los retos climáticos y condiciones de seguridad que no dependan de las elecciones de unos pocos Estados del Norte Global.
El tiempo de las respuestas fragmentadas ha pasado. Lo que se necesita ahora es una estrategia global que aproveche las fortalezas colectivas al tiempo que aborda las vulnerabilidades compartidas. Las bases existen; lo que falta es la voluntad política y la visión práctica para construir sobre ellas.
El camino hacia un orden mundial más equitativo empieza por que el Sur Global reconozca su potencial colectivo y actúe con unidad estratégica. Sólo mediante una cooperación intencionada podrá hacerse realidad la promesa de un "futuro global mucho más diverso" como una oportunidad y no como un reto.
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Fifa A Rahman PhD, experta en salud mundial y consultora principal de Matahari Global Solutions | Malasia
Benjamin Djoudalbaye MD, experto africano en diplomacia sanitaria mundial | chadiano
J. Carolyn Gomes MBBS, médico y galardonada con el Premio de Derechos Humanos de la ONU 2008, Orden de Jamaica | Jamaican
Nagham El Karhili PhD, experto en extremismo religioso y tecnología, investigador independiente | Siria
J. Carlos Lara, LL.M., defensor de los derechos humanos y director ejecutivo de Derechos Digitales | Chileno
Munira Mustaffa MSc, experta en conflictos y seguridad, Grupo Chasseur | Malasia