Sabemos que hoy en día, el consumo excesivo de agua es uno de los principales determinantes de la escasez de agua (Agha Kouchak et al., 2021). Por lo que la prevalencia mundial de conflictos y crisis relacionados con el agua ya es bastante sustancial, lo que pone de relieve el potencial de conflictos por recursos escasos. México no es la excepción a este fenómeno y en esta oportunidad nos estaremos asomando al tema del metabolismo urbano y sus efectos contaminantes en el agua que todos usamos.
Metabolismo urbano y agua
La contaminación del agua potable en las comunidades urbanas y rural-urbanas se puede analizar desde la perspectiva del metabolismo urbano. Éste se ha convertido en una herramienta importante para el estudio de los problemas de alto rendimiento metabólico, baja eficiencia y procesos metabólicos desordenados, los cuales son una de las principales causas de los sistemas urbanos no saludables. Ya en el siglo XIX, Karl Marx y Friedrich Engels reconocieron que la actividad humana altera los procesos biofísicos al analizar las relaciones internas dinámicas entre los seres humanos y la naturaleza. En 2007, en “El metabolismo cambiante de las ciudades”, C. Kennedy y un equipo de ingenieros civiles de la Universidad de Toronto han definido el metabolismo urbano como “la suma total de los procesos técnicos y socioeconómicos que ocurren en las ciudades, que resultan en crecimiento, producción de energía y eliminación de desechos”.
Pero ¿qué sucede cuando los desechos de una ciudad no se procesan adecuadamente? Un ejemplo de ello es la presa Endhó, ubicada entre los municipios de Tula y Tepetitlán, estado de Hidalgo. Dicha presa, además de recibir millones de metros cúbicos de aguas residuales provenientes tanto de la capital del país cómo del Estado de México, es refugio del peligroso mosco culex, propagador de diversas enfermedades como el virus del Nilo Occidental, filariasis, encefalitis virales (japonesa, equina venezolana y de San Luis) y la malaria aviar (nuevografico.com; criteriohidalgo.com). Se conoce que, a partir del año 1973, la presa empezó a recibir descargas de aguas negras. En esa época, la presa Endhó generó beneficios para las comunidades del Valle del Mezquital, ya que el agua de riego permitía cosechas que eran “apreciadas por los campesinos por sus cualidades para el riego de sus siembras de hortalizas, y otros productos del campo” (J. Jarillo, DEMOS, 21 enero 2014). Pero fue así como se completaba una y otra vez el ciclo de la producción de los alimentos cultivados con las aguas residuales (negras) que llegaban de la Ciudad de México a Hidalgo y se regresaban de Hidalgo a la Central de Abastos de la Ciudad de México en forma de productos alimenticios contaminados. ¿Por qué llegamos a ese estado actual de las cosas? ¿Qué tan enfermo está el metabolismo urbano de esta región?
Memorias de metabolismo urbano
Es paradójico pensar que durante años en mi niñez y parte de mi adolescencia (en los 80), en los días de Semana Santa durante el Sábado de Gloria, mis primas y yo jugábamos alrededor del vertedor, en la parte baja de la presa Endhó. Recuerdo perfectamente que debajo del vertedor aparentemente nacía un río. Viví equivocadamente, ya que el vertedor no era el lugar donde nacía el agua. Más bien era el lugar donde se desechaba el excedente de las aguas negras que llegaban a rebasar el nivel de la presa. Sin embargo, a los 10 o 16 años como niños-adolescentes no nos importaba caminar desde Tepetitlán (Hidalgo, cabecera municipal) hasta el vertedor, y si éste estaba contaminado. ¡Era sin duda una aventura que vivíamos como niños de ciudad que nos deslumbrábamos con lo verde y hermoso del campo! También recuerdo perfectamente que al llegar a casa de los abuelos, ellos tenían que rociar con DDT nuestras habitaciones para combatir la gran plaga de mosco culex, generada en la presa Endhó y que la gente decía se debía al lirio que la cubría. Una memoria cronológica breve del metabolismo urbano de la presa Endhó sería esta:
• 2016: la Cofepris declara a la presa Endhó en estado de emergencia de salud.
• 2019: la Semarnat declara a la presa Endhó en estado emergencia medio ambiental.
• 2021: se desborda el río Tula debido a la falta de desazolve de las presas.
• 2024: Semarnat realiza el estudio técnico que declara Zona de Restauración Ecológica a la zona de influencia de la presa Endhó (junio, 2024).
Por lo que cabría preguntarse: en el estado de Nuevo León, ¿existen casos como la presa Endhó, convertida hoy en zona de sacrificio? ¿Por qué estamos permitiendo que lugares como el río Ramos reciba a los turistas urbanos y éstos dejen alrededor de siete toneladas de basura prácticamente cada fin de semana? Nos quedamos con estos temas para la reflexión de nuestros lectores.
Moisés Quintana Guerrero y Blanca C. García Quiroz.
Especialidad en Gestión del Agua de El Colegio de la Frontera Norte.
* Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien escribe. No representan un posicionamiento de El Colegio de la Frontera Norte