Hace un par de semanas estuve en el área que da acceso al Puente Nuevo o Gateway International Bridge, en Matamoros, Tamaulipas. El periodista Stuart Ramsay y su equipo de Sky News estaban interesados en conocer el lugar para captar la dinámica fronteriza y, particularmente, el tránsito y espera de migrantes hacia los Estados Unidos. Llamó mi atención un grupo de albañiles que apresurados construían algo. Después supe que se trataba de un monumento en honor a Catarino Erasmo Garza, el periodista y héroe revolucionario que nació en un ejido de esta ciudad.
Días después, el periodista Ángel Arias afirmó en un artículo publicado en “Hoy Tamaulipas” que: “Los trabajos de la creación de esta plaza fueron a marcha forzada, al grado que en 15 días se concluyó esta obra millonaria que vino a reemplazar a un árbol que tenía más de 30 años en este lugar”. El dinero no fue problema. Sí lo fue el árbol que estorbaba y el tiempo reducido para terminar la obra, pues el presidente Andrés Manuel López Obrador vendría a inaugurar el monumento. Los residentes supimos de su visita por las noticias, pero también porque un día antes un convoy militar llegó a Matamoros y el día que estuvo en la tierra de los “libres fronterizos”, un helicóptero de la Marina-Armada de México no dejaba de surcar el cielo matamorense.
La inauguración de un monumento a Catarino en Matamoros es paradójica. Hasta antes del evento, es probable que muy poca gente de la ciudad supiera de este personaje y, si habían escuchado de él, desconocían que nació aquí en 1859. De hecho, a decir de un amigo que labora en el Museo Casamata –un recinto histórico y cultural importante en Matamoros–, ninguna calle de la ciudad lleva el nombre de Catarino. “Apenas en 1995”, expresó, “se hizo una petición al Cabildo para poner una placa para que la sala de prensa del Ayuntamiento llevara su nombre”. Precisamente cuando Tomás Yarrington –el ex gobernador de Tamaulipas– era alcalde del municipio. Por otro lado, en noviembre de 2020, en la colonia Ampliación Solidaridad, se inauguró un mercado con el nombre de Catarino. Sin embargo, una nota de la periodista Itzia Rangole, publicada en El Diario.mx, afirmó que: “En la actualidad, a cuatro años de su inauguración, el mercado luce vacío”.
Como personaje relevante en la historiografía regional, Catarino ha sido de interés, pero no tanto como otros antiporfiristas. Sin duda existen los estudios de los historiadores Gabriel Saldívar (1943), Celso Garza Guajardo (1981 y 1989), una tesis de Gilberto Urbina Martínez (2003) y de Elliott Young (2004). Incluso hasta hay una historieta sobre Catarino, escrita por la pedagoga María del Carmen Olivares Arriaga. Más allá de todo eso, no se puede negar que Catarino fue revivido por el Presidente de México, primero con la publicación de un libro en 2016: “Catarino Erasmo Garza Rodríguez, ¿Revolucionario o bandido?”. Después, como titular del Ejecutivo, al obsesionarse con la búsqueda de sus restos en Panamá, donde fue asesinado.
A decir de la periodista Wendy Selene Pérez, de “Animal Político”, la obsesión costó al erario mexicano alrededor de 9.5 millones de pesos para pagar drones, un geo-radar y cubrir gastos de 93 funcionarios de la Sedena, Marina, Gobernación y Relaciones Exteriores enviados en un buque al archipiélago Bocas del Toro para buscar los restos de Catarino. El resultado: la recuperación de solo 5 cm de un hueso cúbito derecho, según reportó Manuel Vega Loo en el portal La Estrella de Panamá. Más de 50 mil personas desaparecidas en el sexenio del Presidente, hasta mayo de 2024, y Catarino tuvo más importancia. Con los millones gastados, bien se pudo buscar a 962 personas desaparecidas en este país, considerando que hasta el 2023 el gobierno destinaba alrededor de 9 mil 869 pesos por persona para ese fin; o bien donar el dinero para colectivos de búsqueda. Incluso, se pudo pagar el sueldo de casi 100 maestros de nivel primaria por un año.
Y el Presidente llegó a Matamoros y con él los restos de Catarino. ¿Por qué le interesó este personaje? En su discurso dio pistas: “Bueno, ya estaba estudiado, no mucho, seguía siendo un héroe anónimo […] porque él llama al pueblo de México a tomar las armas, 18 años antes de que lo hiciera Francisco I. Madero”. Había un vacío historiográfico que él, supuestamente, debía llenar; también un vacío de memoria histórica que él logró, nadie más. Y lo hizo: el monumento se fincó sobre un busto y la urna donde se depositaron los restos de Catarino. Un simbolismo poderoso que se reforzó con la presencia de un bisnieto del revolucionario. Mientras tanto, fuera de las vallas, empleados del Poder Judicial protestaban y se confrontaban con simpatizantes de López Obrador. En una red social, otro amigo mío se quejó de que a otros y a él no los dejaron entrar al evento, a pesar de que mostraron cartas de pertenencia a asociaciones históricas de Matamoros y de Brownsville. Así regresó Catarino a su tierra.
Óscar Misael Hernández-Hernández
El Colegio de la Frontera Norte-Unidad Matamoros
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