Eliminación de la Violencia contra la Mujer

Monterrey /

*Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien escribe. No representa un posicionamiento de El Colegio de la Frontera Norte


En 1981 inició de manera extraoficial la conmemoración de eventos para manifestarse en contra de la violencia hacia las mujeres, esto debido a la iniciativa de grupos militantes y activistas, y fue hasta 2000 que la Asamblea General de la ONU adopta la resolución que designa el 25 de noviembre como del “Día internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer”. La conmemoración tiene como objetivo recordarnos a gobiernos, organismos internacionales y a la sociedad en general que, de forma conjunta, coordinemos acciones para erradicar todos los tipos de violencia que sufren las mujeres.

La CNDH-México explica que los tipos de violencia incluyen violación, actos sexuales forzados, insinuaciones sexuales no deseadas, abuso sexual infantil, matrimonio forzado, acecho, acoso callejero, acoso cibernético, esclavitud, explotación sexual, entre otros. En este escrito se pone atención en el matrimonio infantil.

Según la UNICEF, se entiende por matrimonio infantil todo matrimonio formal o unión informal entre una niña menor de 18 años y un adulto u otro niño. Este tipo de situaciones no son exclusivas de las niñas o menores de edad, pero se observan con más frecuencia entre ellas.

En México, según el censo de 2020, entre la población de 12 a 14 años, se identifica que de cada mil niñas hay 5.9 que estaban casadas o unidas, lo que representa más del doble respecto a lo observado entre los varones, ya que entre ellos esta cifra es 2.7 por mil. El matrimonio infantil entre las adolecentes incrementa considerablemente al aumentar la edad: entre las que tienen 15 años aumenta a 30 por mil; entre las que tienen 16 años, a 63 por mil, y entre las que tienen 17 años a 110 por mil. En otras palabras, 11 por ciento de las adolescentes de 17 años ya están unidas o casadas antes de ser mayores de edad.

Posiblemente el lector o lectora se pregunte por qué es importante considerar estas cifras, y una forma de responder a eso es considerar que probablemente los casos de menores unidas o casadas podrían estar asociadas a trayectorias educativas truncas o a falta de oportunidades laborales, aunque también podrían estar asociadas a elecciones personales de otra índole. No obstante, es importante que se garantice que se trate de estas últimas situaciones y no de situaciones forzadas o asociadas a falta de oportunidades, pero desafortunadamente hay indicios que hacen suponer que justamente esto último es lo que está sucediendo.

La situación en México hace suponer que es más probable que el matrimonio infantil esté asociado a rezago de oportunidades, ya que es más frecuente en entidades donde hay menos oportunidades de empleo o de acceso a educación formal. Por ejemplo, en Ciudad de México es mucho menos frecuente el matrimonio infantil que respecto a otras entidades como Chiapas y Guerrero. Siguiendo con el caso de las adolescentes de 17 años, en Ciudad de México hay 46 mujeres unidas o casadas por cada mil, mientras que en Chiapas, la cifra es cuatro veces mayor (187 por mil) y en Guerrero se observa una situación similar (171 por mil). Entre estos extremos hay otras entidades en el país donde también es complicado el tema, ya que por ejemplo en Tamaulipas y Nuevo León —por mencionar dos entidades de la frontera norte—, el indicador es de 101 y 90 por mil, respectivamente.

Otro factor asociado con el matrimonio infantil son los grupos más vulnerables como es el caso de la población indígena. Si una adolecente habla lengua indígena es todavía más frecuente que esté casada o unida a temprana edad, según el censo de 2020 de cada mil adolescentes hay 220 que a los 17 años ya está en esta situación.

Conmemorar el “Día internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer” invita a reflexionar sobre el problema de la violencia en todas sus manifestaciones y a participar en acciones que ayuden a eliminarlas. Podemos iniciar desde nuestro entorno más cercano o con nosotros mismos, identificando y eliminando acciones de violencia, y si tenemos la oportunidad, participando acciones conjuntas que coadyuven a garantizar que todas la niñas y adolescentes en México tengan la oportunidad de decidir plenamente sobre su futuro.

Luis Enrique Calva Sánchez, El Colegio de la Frontera Norte – Monterrey


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