Inteligencia ambiental ante la artificial

Monterrey /

En estos últimos días, tras haber leído varios artículos y haber visto discusiones en temas educativos y de ciencias sobre la inteligencia artificial (IA), me surgió la duda: ¿Si lo beneficios de utilizar la IA son tantos y serán los mismos para el medio ambiente? Hay que comenzar indicando que la IA es una herramienta de auxilio para muchas áreas de investigación, educativas, administrativas o para tomas de decisiones entre cientos o miles de aplicaciones, que permite usar la información que se ha generado en la web para crear patrones de aprendizaje en las computadoras mediante programación y sistemas (softwares) que permite dar instrucciones a un programa para aprender o buscar sobre un tema deseado. Esto sin duda es genial, ya que el desarrollo de la tecnología y uso de big data, internet o la red móvil 5G que ha permitido codesarrollar la IA y sus múltiples usos. Al respecto es importante mencionar que si bien este tipo de herramientas tienen beneficios, está en discusión sobre sus impactos ambientales.

Antes avanzar es importante definir qué es la IA, que acorde a autores como Bourcier (2003, pág. 56) es una rama de la informática que intenta reproducir las funciones cognitivas humanas como puede ser el razonamiento, la memoria, el juicio o la decisión para confiar que las decisiones que se tomen por los ordenadores sea una respuesta inteligente ante una pregunta o problema que se plantee.

Para continuar, es importante señalar que si bien hay discusiones éticas y morales del uso de la inteligencia artificial, creo que en general tendrá una parte positiva y será un reto para muchas áreas de conocimiento y aprendizaje. Ejemplo de lo referido son los ganadores del premio Nobel de Química, David Baker, de la Universidad de Washington, quien usó un programa informático para inventar una nueva proteína; en tanto Demis Hassabis y John Jumper, de Google Deep Mind, la usaron para predecir la forma de las proteínas y con ello sus posibles aplicaciones. Ambos casos son un aporte importante del conocimiento, ya que las proteínas son parte indispensable de las células de nuestro cuerpo y de muchos organismos que habitan el planeta. Asimismo, aportaciones en el campo de la física, como las investigaciones de John Hopfield y Geoffrey Hinton, galardonadas con el Premio Nobel, en las que se establecen las bases para que “las máquinas aprendan” y con ello las reglas con las que trabajará la IA, al tiempo que refieren los riesgos de su uso.

Ya entrando en tema de esta nota sobre las implicaciones ambientales del uso de IA, ésta tiene impactos significativos no solo por el uso de la tecnología, la fabricación, instalación y el uso del entrenamiento de esta inteligencia artificial, sino por su mantenimiento y uso continuo de procesos computacionales. Siendo que cada vez que damos un clic en nuestras computadoras, estamos incrementando nuestra “huella digital”, ya sea al almacenar datos o por el uso o búsqueda de información, estamos consumiendo energía y agua, generando residuos y con ello emitiendo gases de efecto invernadero (GEI) que incrementan o aceleran los procesos climáticos del cambio climático (CC), que quizá sea denote su efecto en otra parte del mundo o quizás en mismo lugar que en estos momentos habitamos sea como invierno o veranos extremosos. Pues acorde a lo publicado por la Universidad de Massachusetts (2019), el tan solo entrenar la IA puede emitir hasta 283 kilogramos de CO2, que equivale al impacto ecológico que causan cinco coches durante toda su vida útil. Para minimizar este impacto recomiendan, por ejemplo, depurar bases de datos y liberar espacio en el equipo o nubes de información, que significa reducir el consumo energético y con ello nuestra huella de carbono (el conjunto de GEI producido directa o indirectamente por nosotros los seres humanos y nuestras actividades, lo que se mide como CO2 equivalentes). Además, sugiere pensar conscientemente si necesitamos una consulta al Chatbot, porque tan solo una consulta en el buscador más popular del mundo implica que se consume de media 0,0003 KWh. Mientras que la misma búsqueda en ChatGPT lo hace entre 0.001 y 0.01 KWh, es decir, consume tres veces más de energía.

A lo anterior se suma el consumo de agua que, si bien la IA en sí misma no usa agua, sí la requieren los sistemas de enfriamiento de los servidores donde se trabaja, tal como Making AI Less (2023), refiere que el uso GPT-3 necesita al menos una botella de agua de 500 mililitros para dar entre 10 y 15 respuestas sobre un tema que busquemos.

Como vemos, aun cuando la IA puede ayudar a solucionar problemas ambientales, también su uso requiere grandes consumos de energía que contribuirán al CC y tendrán un efecto en medio ambiente semejante al que hasta ahora hemos tenido sin IA. Así a fin de mitigar y prevenir dichos impactos ambientales negativos por la emisión de GEI, Brito Martínez (2021) sugiere elegir plataformas en la nube para entrenar, almacenar o desarrollar modelos, y sobre todo tener en mente las emisiones CO2 y utilizar fuentes energéticas renovables, para minimizar los impactos ambientales y usar inteligentemente esta herramienta. ¿Tú qué piensas al respecto? y ¿qué harías al respecto del uso de la IA?

En estos últimos días, tras haber leído varios artículos y haber visto discusiones en temas educativos y de ciencias sobre la inteligencia artificial (IA), me surgió la duda: ¿Si lo beneficios de utilizar la IA son tantos y serán los mismos para el medio ambiente? Hay que comenzar indicando que la IA es una herramienta de auxilio para muchas áreas de investigación, educativas, administrativas o para tomas de decisiones entre cientos o miles de aplicaciones, que permite usar la información que se ha generado en la web para crear patrones de aprendizaje en las computadoras mediante programación y sistemas (softwares) que permite dar instrucciones a un programa para aprender o buscar sobre un tema deseado. Esto sin duda es genial, ya que el desarrollo de la tecnología y uso de big data, internet o la red móvil 5G que ha permitido codesarrollar la IA y sus múltiples usos. Al respecto es importante mencionar que si bien este tipo de herramientas tienen beneficios, está en discusión sobre sus impactos ambientales.

Antes avanzar es importante definir qué es la IA, que acorde a autores como Bourcier (2003, pág. 56) es una rama de la informática que intenta reproducir las funciones cognitivas humanas como puede ser el razonamiento, la memoria, el juicio o la decisión para confiar que las decisiones que se tomen por los ordenadores sea una respuesta inteligente ante una pregunta o problema que se plantee.

Para continuar, es importante señalar que si bien hay discusiones éticas y morales del uso de la inteligencia artificial, creo que en general tendrá una parte positiva y será un reto para muchas áreas de conocimiento y aprendizaje. Ejemplo de lo referido son los ganadores del premio Nobel de Química, David Baker, de la Universidad de Washington, quien usó un programa informático para inventar una nueva proteína; en tanto Demis Hassabis y John Jumper, de Google Deep Mind, la usaron para predecir la forma de las proteínas y con ello sus posibles aplicaciones. Ambos casos son un aporte importante del conocimiento, ya que las proteínas son parte indispensable de las células de nuestro cuerpo y de muchos organismos que habitan el planeta. Asimismo, aportaciones en el campo de la física, como las investigaciones de John Hopfield y Geoffrey Hinton, galardonadas con el Premio Nobel, en las que se establecen las bases para que “las máquinas aprendan” y con ello las reglas con las que trabajará la IA, al tiempo que refieren los riesgos de su uso.

Ya entrando en tema de esta nota sobre las implicaciones ambientales del uso de IA, ésta tiene impactos significativos no solo por el uso de la tecnología, la fabricación, instalación y el uso del entrenamiento de esta inteligencia artificial, sino por su mantenimiento y uso continuo de procesos computacionales. Siendo que cada vez que damos un clic en nuestras computadoras, estamos incrementando nuestra “huella digital”, ya sea al almacenar datos o por el uso o búsqueda de información, estamos consumiendo energía y agua, generando residuos y con ello emitiendo gases de efecto invernadero (GEI) que incrementan o aceleran los procesos climáticos del cambio climático (CC), que quizá sea denote su efecto en otra parte del mundo o quizás en mismo lugar que en estos momentos habitamos sea como invierno o veranos extremosos. Pues acorde a lo publicado por la Universidad de Massachusetts (2019), el tan solo entrenar la IA puede emitir hasta 283 kilogramos de CO2, que equivale al impacto ecológico que causan cinco coches durante toda su vida útil. Para minimizar este impacto recomiendan, por ejemplo, depurar bases de datos y liberar espacio en el equipo o nubes de información, que significa reducir el consumo energético y con ello nuestra huella de carbono (el conjunto de GEI producido directa o indirectamente por nosotros los seres humanos y nuestras actividades, lo que se mide como CO2 equivalentes). Además, sugiere pensar conscientemente si necesitamos una consulta al Chatbot, porque tan solo una consulta en el buscador más popular del mundo implica que se consume de media 0,0003 KWh. Mientras que la misma búsqueda en ChatGPT lo hace entre 0.001 y 0.01 KWh, es decir, consume tres veces más de energía.

A lo anterior se suma el consumo de agua que, si bien la IA en sí misma no usa agua, sí la requieren los sistemas de enfriamiento de los servidores donde se trabaja, tal como Making AI Less (2023), refiere que el uso GPT-3 necesita al menos una botella de agua de 500 mililitros para dar entre 10 y 15 respuestas sobre un tema que busquemos.

Como vemos, aun cuando la IA puede ayudar a solucionar problemas ambientales, también su uso requiere grandes consumos de energía que contribuirán al CC y tendrán un efecto en medio ambiente semejante al que hasta ahora hemos tenido sin IA. Así a fin de mitigar y prevenir dichos impactos ambientales negativos por la emisión de GEI, Brito Martínez (2021) sugiere elegir plataformas en la nube para entrenar, almacenar o desarrollar modelos, y sobre todo tener en mente las emisiones CO2 y utilizar fuentes energéticas renovables, para minimizar los impactos ambientales y usar inteligentemente esta herramienta. ¿Tú qué piensas al respecto? y ¿qué harías al respecto del uso de la IA?


María Eugenia González Ávila

*Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien escribe. No representa un posicionamiento de El Colegio de la Frontera Norte


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