Cuando decidí escribir, en esta contribución, sobre la inteligencia artificial y los músicos, sobre todo pensando en las actividades de creación musical, letras, instrumentación, ejecución, etcétera, y después de una consulta en el mundo del internet y de la inteligencia artificial sobre el tema, quedé impactado sobre las posibles consecuencias de la influencia de esta tecnología en el quehacer de los músicos actuales y en la escucha de los consumidores, que como yo, no somos capaces de distinguir entre una música creada por la inteligencia artificial y una creada por el ser humano.
La inteligencia artificial se nutre del conocimiento general acumulado que requiere siempre de una constante actualización para poder seguir siendo útil. Si no sucede este continuo proceso de actualización, entonces tendremos un gran problema de reciclamiento en nuestro conocimiento y manejo de la realidad. En el caso de la música, los programas que tienen algoritmos que logran identificar y manipular las características principales de los ritmos musicales permiten al músico que interactúa con ellos lograr una creación musical apegada al ritmo solicitado, pero si el músico se da por satisfecho por esta creación y no practica ni perfecciona con músicos reales. Entonces no contribuirá a nuevas formas de creación e innovación que hasta ahora han caracterizado al desarrollo histórico de la música. Este estancamiento podrá verse fortalecido por la posibilidad de que se dé una escasez de músicos formados por la disciplina artesanal relacionada con la práctica del aprendiz con su maestro. Debido a esta revolución de la IA seguramente, algunos reducirán estos tiempos de adiestramiento tradicional, complementando su formación con un periodo temporal de una capacitación en el uso de la inteligencia artificial.
Toda esta nueva situación, en el mejor de los casos, permitirá la expansión de tres sectores de la música: 1) la música creada completamente por la inteligencia artificial que ya existe inclusive con cantantes o músicos virtuales. Este tipo de música está siendo reproducida en algunas plataformas digitales y ya representan hasta el 20 por ciento de las reproducciones totales. 2) Música y músicos que tocan realmente, pero melodías o composiciones creadas en conjunto con la inteligencia artificial. Los lenguajes están funcionando, ya sea como bases de una composición; como ediciones del sonido o como auxiliares en algunas simulaciones de instrumentos. Algo parecido como lo hizo la banda rockera The Who cuando experimenta con el melotrón y logra una introducción muy recordada por el oyente, en la canción “Baba O’ Riley”. 3) Va a existir una revaloración del sector de músicos reales que no acuden a la IA para la creación de su música, ya que formarán un nicho de mercado, que análogamente se parecerá al funcionamiento de mercados que resaltan la autenticidad de los productos que comercializan. Ello implicará la necesidad de la creación de empresas certificadoras que nos garantizarán a los consumidores no conocedores, cuál de lo escuchado en las plataformas digitales o en la radio es un producto creado por músicos tradicionales. Con ello, este nicho de mercado tendrá implicaciones subjetivas de solidaridad y fortalecimiento del conocimiento logrado mediante lo que significa la formación de un músico en forma artesanal o profesional, y apoyada en un sistema donde los músicos actúan colectivamente para la constante creación e innovación dentro del mundo de la música, y no de manera solitaria como lo es entre la interacción de la máquina y el músico.
Mario Alberto Jurado Montelongo
El Colegio de la Frontera Norte
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