Menos basura, más café

Monterrey /

Estamos inculcando a mis hijos la cultura de no consumir plásticos de un solo uso y de reducir su basura al máximo. Sin embargo, hay veces que lograrlo es una tarea titánica.

El domingo fuimos a Starbucks por el cafecito mañanero. Mis hijas pidieron un chocolate caliente y mi hijo una leche con vainilla. Aunque nos sentamos en el restaurante, nos sirvieron en vasos desechables. Las cucharas eran de plástico y como no las aceptamos, mis hijas acabaron con las caritas embarradas de crema batida. Nos entregaron un popote, pero lo devolvimos sin usarlo. Cuando sugerí a la barista que no entregaran tapas y popotes a menos que los pidieran, me contestó que deben hacerlo por fuerza. En muchos lugares los empleados solo cumplen con las políticas del restaurante o cafetería de entregar un montón de accesorios innecesarios, sin siquiera preguntar al cliente si lo quiere o necesita.

Al cabo de 20 minutos tiramos tal cantidad de basura que me sentí culpable: cuatro vasos de cartón y uno de plástico, cuatro mangas para no quemarte, cinco tapas de plástico, varios sobrecitos de papel vacíos y cinco servilletas. Y eso porque no aceptamos las sirenitas, el popote y las cucharas.

SB es el lugar consentido de muchos. Es cómodo y agradable para hacer negocios, trabajar en la computadora, leer un libro o pasar el tiempo. En cuestión de ecología también tiene puntos a favor. Según su página oficial de internet, SB se preocupa por usar en sus instalaciones fuentes de energía renovables, y sistemas de calefacción, aire acondicionado, iluminación y uso de agua eficientes. Además otorgan descuentos a quien lleve su termo, y realizan campañas de limpieza de playas con ayuda de voluntarios. De ser cierto, hay muchos motivos para aplaudir su compromiso con el medio ambiente. Sin embargo, y a pesar de sus medidas de reciclaje y reducción de residuos, creemos que hay mucho más por hacer.

En lugar de seguir buscando crear vasos desechables más fácilmente reciclables, hay que reducir al máximo su uso. El reciclaje ya no es suficiente, lo que hay que hacer es reducir nuestro consumo y desecho. Si el cliente va a quedarse en la tienda, ¿por qué no servirle en vajilla lavable? Si es para llevar, un primer paso es evitar aditamentos innecesarios o, al menos, consultar al cliente si los desea, como la famosa sirenita, que la mayoría de la gente la saca del vaso y la tira a la basura en cuanto recibe su café.

Sin embargo, el problema de contaminación por basura es tan grave que lo que necesitamos son medidas drásticas. Habría que eliminar de tajo los vasos, popotes y agitadores para que los clientes tengan que llevar su propio envase, taza o termo, y popote reutilizable. Si no los llevan, pueden quedarse y usar vajilla reutilizable. Otra propuesta es evitar empaquetar en plástico galletas, pan, sándwiches y otros productos cuando no sea estrictamente necesario.

Por supuesto, los clientes tenemos que hacer nuestra parte. Son acciones muy sencillas y la responsabilidad es de todos.


Alejandra Cantú

Miembro del Comité Ecológico Interescolar y líder climático



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