Jóvenes reprimidos: la realidad que no tiene fin

Laguna /

Hoy seré la voz de todos jóvenes que no tienen voz; aquellos que desean un futuro prometedor, con estabilidad económica y emocional. 

Aquellos que buscan ser felices y vivir en armonía, pero que día a día, tras sumergirse en la cruda realidad, ven cómo se desvanece la esperanza, cómo se apaga la motivación.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), en la Laguna hay 303,548 jóvenes de 15 a 29 años que impulsan el desarrollo de la región; de ellos, 162,924 (54% del total) se encuentran trabajando, representando una tercera parte de toda la mano de obra que mueve diariamente la economía. 

Otros 88,904 (29% del total) estudian y se preparan para un futuro mejor.

Desafortunadamente un “futuro mejor” parece inalcanzable, pues el desempleo se ha convertido en una sombra omnipresente para las y los jóvenes laguneros al saber que solo 4 de cada 10 egresados logran posicionarse en un empleo formal, y que el resto sigue buscando trabajo por el lugar más recóndito, pero lo único que encuentran es el eco de un sueño que parece cada vez más inalcanzable.

Vivir en una ciudad con tanto potencial desperdiciado es profundamente desalentador, ya que a pesar de que algunos jóvenes logran insertarse en el mercado laboral formal, el salario promedio mensual que perciben es de apenas $11,977, una cifra que refleja la falta de oportunidades dignas. 

Esto ha llevado a muchos de ellos a buscar mejores horizontes en ciudades como Monterrey, donde el salario promedio es un 58% mayor que en La Laguna. 

La búsqueda de un futuro más prometedor y un sueldo que les permita vivir con dignidad se convierte, entonces, en una necesidad urgente y dolorosa.

Hoy, más que nunca, te invito a que te adentres en tus más profundos recuerdos, que te conectes con tu interior espiritual y emocional, y que busques en ti la capacidad de luchar. 

Porque en tu sangre corre la garra, el coraje de aquellos abuelos revolucionarios, que al igual que tú, anhelaban un México mejor. 

Unidos, como una fuerza imparable, es nuestra responsabilidad construir una Laguna donde cada joven tenga la oportunidad de prosperar y vivir con dignidad. 

El cambio no vendrá solo, depende de nosotros reclamarlo, lucharlo, vivirlo.

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