Siempre me pregunté lo que sentirían los mexicanos de California, Arizona, Nevada, Utah y parte de Colorado, Nuevo México y Wyoming el día siguiente al de la firma del Tratado de Guadalupe Hidalgo, con el cual se estableció la nueva línea divisoria entre Estados Unidos y México, y se estipuló la protección de los derechos civiles y de propiedad de los mexicanos que permanecieron en el nuevo territorio estadounidense. Como si pudieran deshacerse de su identidad y por decreto se transformasen en algo que no habían sido. Los activistas chicanos dicen que ellos no cruzaron la frontera, sino que la frontera los cruzó a ellos. La historia de los mexicanos en Estados Unidos es una historia de resistencia.
La cultura chicana nace gracias a la búsqueda de una identidad de los jóvenes nacidos allá, hijos de migrantes mexicanos. La cultura mexicana, sus héroes, mitos y tradiciones fueron retomados por las nuevas generaciones con la apropiación de sus espacios, la conformación de una identidad basada en sus propias vivencias, transmitidas a través de una diversidad de expresiones artísticas y culturales.
La herencia cultural y la memoria de los mexicanos se ha plasmado en una cultura que se alimenta y se aferra a sus símbolos, pero que aprende y abreva de los movimientos sociales que ha vivido para crear, en ese gran espacio de frontera, una nueva identidad, un híbrido fronterizo, reflejo del cambio social: la cultura chicana.
Es difícil dimensionar los cambios que la asunción de la cultura chicana ha traído a la cultura estadounidense, pero sin duda la coexistencia de prácticas sociales distintas en un mismo espacio pudiera ocasionar transformaciones como un lenguaje cada vez más compartido, o la creatividad en la cocina, o la diversidad de sonidos musicales. Tal vez se trate sólo de una revolución silenciosa. Ya se verá. Por lo pronto, durante esta época decembrina se esperan tres millones de personas de Estados Unidos a México. Algunos de ellos llegan en caravanas, y sea cual fuere la forma, vienen a convivir con seres que aman y con el país que añoran.
MARÍA LUISA MARTÍNEZ SÁNCHEZ
Directora del Instituto de Investigaciones Sociales de la UANL sociedad.sustentable.iinso@gmail.com