En foros cerrados, la estrategia que la oposición quiere seguir para ganar en 2024 es ya conocida: enfocarse en aumentar la participación de los votantes indecisos que rechazan a López Obrador. El plan es ganar con una minoría encolerizada a la que motivarán fuertemente a participar.
El problema es que en los hechos esta estrategia hace agua.
Primero, porque asume, con base en la experiencia de algunas zonas urbanas en 2021, que los aumentos en participación benefician a la Alianza, lo que simplemente no se sostiene en los datos.
Utilizando los datos de los cómputos distritales de la elección 2018 y 2020, corrí un modelo preliminar que identifica relaciones lineales entre aumentos en participación y aumentos en el porcentaje de voto que reciben los partidos de la Alianza [1].
Los resultados muestran que, a diferencia de lo que sostienen los asesores de la Alianza, en las secciones electorales en las que más aumentó la participación, la Alianza perdió más votos. En promedio, un aumento de 1 punto porcentual en la participación electoral de 2021 (con respecto a 2018) se asocia con una disminución de 0.24 puntos porcentuales en el voto promedio de los partidos de la Alianza (con respecto al voto que obtuvieron en 2018).
Esto no es distinto si se analizan solo secciones urbanas. La disminución es menor, pero continúa existiendo. En zonas urbanas (64% de las secciones), un aumento de 1 punto porcentual en la participación electoral está asociado con una disminución de 0.02 puntos porcentuales en el voto promedio de los partidos de la Alianza.
El error de los consultores de la Alianza se gesta en dos supuestos.
El primero es creer que lo que sucedió en la CdMx se puede replicar. En efecto, en la CdMx, los aumentos en participación urbana sí generaron un mayor voto por la Alianza, pero a nivel nacional eso no pasa más que en 5 estados [2]. Esos estados, en conjunto, solo podrían darle a la Alianza un máximo de 3.5 millones de votos adicionales (si la abstención se redujera en un 50%).
Esos votos no son suficientes. Al momento, el mejor resultado posible para la oposición se da en una contienda entre Adán Augusto y Margarita Zavala por la coalición. Aún así, la diferencia es de 17.6 puntos en favor de Morena (Mitofsky 2023).
El segundo error de los consultores de la Alianza es considerar que el mexicano que se abstiene de votar es más susceptible de ser convencido de votar en contra de López Obrador. No es así. Por el contrario, lo que muestran los datos es que los aumentos en participación están correlacionados con mayores aumentos en el voto de Morena.
El votante está menos encolerizado contra López Obrador de lo que la Alianza estima. De hecho, los votantes no partidistas se parecen más a los votantes de Morena que a los de la oposición. Entre los votantes que no se identifican con ningún partido, el 56% aprueba a López Obrador -- un dato muy cercano al 61% nacional (Mitofsky 2023).
El tercer error es considerar que la mayoría de los votos del PRI se irán a la Alianza. Se asume que, en tierra, el voto priísta hará lo que diga su dirigencia. Esto simplemente no se sostiene. De acuerdo con los cómputos distritales, de cada 100 priístas del 2018, en promedio, solo 48 terminaron votando por la Alianza en 2021. La mitad de los priistas no están dispuestos a votar por el PAN.
La realidad es que en general la alianza PAN-PRI no ha sido una alianza ganadora. De las 15 veces en las que se ha presentado en contiendas a gobernador ha perdido en 13 casos. El PRI es el partido peor evaluado de México y los electores indecisos, los que supuestamente quieren atraer, no se sienten cómodos votando por el partido que por décadas rechazaron.
La Alianza atina en decir que hay votantes “enojados”, pero no atina a entender su tamaño. El desencanto solo es mayoritario entre la minoría de los votantes que son profesionistas, empresarios, servidores públicos y profesores (Mitofsky 2023). Aun así, entre estas personas, en promedio (ponderado) el 42% no está desencantado o enojado. Aún si la oposición lograra movilizar a todas las personas de este perfil que rechazan a López Obrador y que tienden a no salir a votar [3], se estaría movilizando a un máximo de 1.9 millones de votos, esto representa 2 puntos porcentuales del padrón electoral.
La Alianza perderá si cree que puede ganar solo motivando a participar a los decepcionados y los encolerizados. Los números no dan.
[1] OLS, errores robustos. Observaciones por sección (XX casos). Efectos fijos por estado y dummy para secciones urbanas. VD cambio en voto por la alianza (pp). VI cambio en participación (pp). Agradezco a Javier Aparicio por comentarios al diseño metodológico. Misma interpretación se obtienen cuando VD es cambio en voto por Morena.
[2] Secciones electorales urbanas de BCS, CdMx, Guerrero, Hidalgo, Nuevo León y Querétaro.
[3] Hay 9.5 millones de personas con estas ocupaciones en México (ENOE 2022). De éstas, se asume que el 58% rechaza a Obrador (Mitofsky 2023) y el 47% no vota (INE 2021).
Viri Ríos
viridiana.rios@milenio.com
Twitter: @Viri_Rios
Instagram: @ViriRiosC