Esta semana Sheinbaum anunció seis acciones inmediatas para atender el problema de los desaparecidos.
El anuncio fue agridulce. Dulce porque resulta enormemente gratificante el observar a la Presidenta aceptar que las desapariciones son un problema en vez de solo acusar de conservador a quien abandera la causa. Pero es agrio porque muchas de las propuestas hechas por la Presidenta en realidad ya existen, con distinto nombre, sin que cumplan el objetivo para el que fueron creadas.
Si el Estado mexicano no ha atendido el problema, no es porque carezca de las ideas correctas, sino porque tiene un problema aún más grave: no tiene un liderazgo adecuado. No tiene a una persona encargada de diseñar una política de Estado, con recursos y planeación, para alinear incentivos y resolver los problemas que plagan a las agencias encargadas.
La FGR y las fiscalías estatales no quieren encontrar a los desaparecidos porque ello significa aumentar su carga laboral e incluso, en ciertos casos, caer en posibles responsabilidades administrativas al no haberlos encontrado antes.
La Comisión Nacional de Búsqueda, que debería llamarse de No-Búsqueda, está liderada por una persona sin experiencia relevante en el tema y que no puede atender a los colectivos adecuadamente porque carece de la legitimidad para hacerlo. La comisionada anterior era bienintencionada pero no tuvo la capacidad administrativa y de gestión para diseñar un plan operante.
Las Comisiones Estatales de Búsqueda son una fauna diversa y poco coordinada. No tienen una relación de verdadera vinculación con las fiscalías y la mayoría de las veces operan en ciclos de bomberazo tras bomberazo, con el personal rebasado y no en pocas ocasiones, peleando con otras dependencias.
La Agencia de Transformación Digital no puede resolver todo lo anterior porque, aunque tiene capacidades técnicas, también está encargada de muchos otros proyectos de alta relevancia.
Resolver el problema requiere un liderazgo capaz de replicar los casos de éxito que México ha tenido en materia de investigación criminal, como son la Agencia Nacional Antisecuestro o, más recientemente, el trabajo que Omar García Harfuch, secretario de Seguridad, está realizando con los delitos de alto impacto.
Es tiempo de que Sheinbaum encuentre a la persona que necesita.
Lo contenido en este texto es publicado por su autora en su carácter exclusivo como profesionista independiente y no refleja las opiniones, políticas o posiciones de otros cargos que desempeña.