Ebrard, coqueto

Ciudad de México /

Marcelo Ebrard ha probado ser un excelente candidato. Con un reconocimiento de nombre de 66% y positivos de 34%, ranquea en positivos al nivel de Colosio (34%), a más del doble de Lilly Téllez (15%) y de Samuel García (14%), según encuesta de Buendía y Márquez (01/03/23).

La pregunta es por qué. Qué ha hecho que un político responsable de la trágica construcción de la Línea 12 esté teniendo una campaña tan exitosa. He seguido con detalle al canciller para identificarlo.

Hay tres decisiones estratégicas que Ebrard ha tomado y que están rindiéndole jugosos frutos.

La primera es que, a diferencia de Claudia, Ebrard no está haciendo campaña para los Obradoristas, sino para el país en su conjunto. Su estrategia no es ganar el favor del Presidente, sino simplemente no perderlo al tiempo en que coquetea con una coalición amplia que incluya clases medias, empresarios y el favor de la opinión pública internacional.

Ebrard está jugando con las reglas internas de la encuesta de Morena, pero también está creando un plan B: la narrativa de que las encuestas están siendo manipuladas por políticos corruptos y ambiciosos dentro de Morena sin que su “carnal” López Obrador, como lo llamó en Acapulco, sea partícipe de ello. Esta historia, evidente en sus mítines, le permite separar al partido (Morena) de su faro ideológico (Obrador) y pavimentar una salida de Morena que no sea vista como una traición sino como la reafirmación de los valores políticos que siempre tuvo.

Así, Ebrard está posicionándose como protagonista de la historia de él-contra-el-monstruo-de-la-clase-política que tanto gusta al votante y que con paciencia eventualmente hizo ganar a Obrador. 

Segundo, a diferencia de otros Morenistas, Ebrard sabe cómo consentir y hacer sentir escuchadas a las élites intelectuales y económicas de México. Los guiños y coqueteos que ya no se realizan en la oficina de presidencia, continúan sucediendo en cancillería. Ebrard toma llamadas, invita y se muestra dispuesto a conceder favores o empujoncitos a empresarios, intelectuales, emprendedores y personas con poder.

Ebrard no hace sentir culpables a las élites por sus privilegios y prebendas. Por el contrario, se regodea como ellos en la buena vida, confiesa gustos caros y se conduce como quien puede pactar soluciones con las élites económicas sin juzgarlas, entendiendo su lógica y consintiendo a moderarse en su favor.

Monreal ha tratado de hacer lo mismo, pero las élites económicas le tienen más temor y respeto. Lo saben brillante. A Ebrard lo piensan inteligente, pero controlable.

Tercero, Ebrard no ha sucumbido a la idea de contratar leales o huestes del movimiento. Su equipo es talentoso, joven y bien pagado. Los efectos son evidentes en todo lo que lo rodea, desde las sonrisas que levantan sus bromas en Tiktok, hasta el cuidado con el que se maneja en reuniones a puerta cerrada, su estrategia de networking y las fotografías que comparte en San Valentín con su esposa comiendo tacos en forma de corazón.

Por todo lo anterior, hay quien piensa que las estrellas se están alineando para que Ebrard coquetee con convertirse en el candidato de una alianza entre Movimiento Ciudadano y el PAN. El problema, dicen, es que para Ebrard no es fácil dejar Morena porque López Obrador le conoce demasiado y podría destruirlo.

Yo no lo veo descabellado. Ebrard también le conoce demasiado a varias figuras clave de Morena. No es descabellado que el canciller utilice esa información para negociar un equilibrio que le permita hacerse de un espacio para competir.

Instagram: @ViriRiosC

viridiana.rios@milenio.com

  • Viri Ríos
  • viridiana.rios@milenio.com
  • Política pública con datos. Autora de @NoEsNormalLibro. Podcast #PoliticaYOtrosDatos. Enseño en @HarvardSummer. Harvard Ph.D. / Escribe todos los lunes su columna No es normal
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