Maristain

Ciudad de México /

Ella era Maristain, yo Quirarte. Ese era nuestro trato, si no tan frecuente, sí muy prolongado y en diversas circunstancias. Nos conocimos en una fiesta organizada por la disquera independiente Opción Sónica en un antro de la colonia Roma. Según David Cortés, recién llegada de Argentina, me andaba buscando. Entre la multitud congregada nos encontramos con ella, y sí algo recuerdo con afecto es que los tres establecimos desde ese momento una franca camaradería aderezada con grandes carcajadas que no se fracturó con el paso de los años. El anuncio sorpresivo de su fallecimiento el martes pasado fue un golpe duro para quienes la conocimos, trabajamos con ella y fuimos testigos de más de dos décadas de su riguroso oficio periodístico.  

Me entristece mucho su partida, porque además de aquello que tiene que ver con la amiga generosa que sazonaba las conversaciones con un gran sentido del humor —cáustico en ocasiones—, deja un hueco imposible de llenar en el periodismo cultural. No hay otra Maristain. Con esa energía imparable, fue mi editora, junto con Alonso Arreola, en Latin Pulse!, revista editada por la cadena Tower Records, en la que con mano rigurosa nos invitó a dar cuenta de todos los géneros musicales, con especial énfasis en lo que se hacía en América Latina. Después me invitó a colaborar en la edición latinoamericana de Playboy, de la que fue directora. Con ese olfato periodístico que le caracterizó, le dio un tinte cultural a la revista, lo que no dejó de ocasionarle enfrentamientos con los encargados del dinero. 

Detrás de su carácter afable había una mujer de mano férrea, que a ultranza defendía su libertad creativa, lo que derivó en su proyecto digital autogestivo Maremoto Maristain, al que dedicó su energía hasta los últimos días. Apasionada y apasionante, lo mismo abordaba lo más reciente en música y literatura, que en deportes —especialmente el futbol—, cine o espectáculos. Mónica Maristain hubo solo una y nos hace mucha falta. 

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Tres amigos solidarios

Sin entrar en detalles de cómo murió Mónica Maristain —mejor recordar cómo vivió: con sobrada intensidad—, debemos agradecer la solidaridad de sus amigos Araceli Calva, Alicia Muñoz y Alfredo Valdés porque, en medio del dolor, resolvieron todas las cuestiones legales y cruelmente burocráticas que implica morir sin familiares en México.


  • Xavier Quirarte
  • xavierquirartenuevo@gmail.com
  • Es autor de Ensayos de jazz y literatura (Editorial Doble A), es coautor de Por amor al sax y John Coltrane. Periodista especializado en jazz, rock y música contemporánea, sus textos han aparecido en los periódicos El Nacional, La Crónica y Milenio, y en revistas como Casa del Tiempo, Rock y Pop, Sólo Jazz & Blues, Círculo Mixup, La Mosca en la Pared, Cine Premier, Dos Filos, Sacbé y otras
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