Sylvie Courvoisier, cuya impresionante carrera en el mundo de la música improvisada comenzó a despuntar al cambiar su natal Suiza por Nueva York, será una de las figuras destacadas del Festival Cultura UNAM. Acompañada por Ned Rothenberg y Nacheet Waits, se presentará el 4 de octubre en el Museo Universitario de Arte Contemporáneo.
La música no fue un accidente en su vida. Refiere que a los dos años les dijo a sus padres: “Quiero ser directora de orquesta y pianista”, a lo que su padre respondió: “Eso no es un trabajo”. A los 17 seguía empeñada en lo mismo, así que le dijeron: “Allí está la puerta, ya verás lo que es la vida”.
Para Courvoisier, “ahora la vida es ser pianista, lo que significa muchos viajes y mucho trabajo, pero estoy tan agradecida porque hago la música que amo, lo que requiere muchos años. En ocasiones tienes que desempeñar otros trabajos, pero he tenido la suerte de poder seguir, especialmente ahora que sólo toco con los músicos que quiero y respeto”.
No siempre fue así. De joven tuvo serios problemas por ser mujer. “Sabes que el voto femenino no se dio hasta 1974; eso fue realmente tarde. Nací a fines de 1968, así que entre los 20 y 25 años estaba en un ambiente jazzístico misógino. Cuando tocaba jazz en Lausana, decían: ‘Tiene conciertos porque tiene buena nalga’. ¡Eso decían! La única mujer que conocía era Irène Schweizer, quien tuvo que luchar mucho para hacer su propia música”.
Estudió música clásica en Lausana y jazz en Siena, pero sabía que tenía que mudarse para encontrar su camino, así que se decidió por Nueva York, donde se encontró con una comunidad de músicos que la acogieron y le hicieron crecer. “Cuando estás en esta música es importante ser parte de una comunidad. En Nueva York empecé a tocar con John Zorn, Mark Feldman y muchos otros músicos, pero también había mujeres, como Myra Melford, Geri Allen, Ikue Mori y Susie Ibarra. Era una comunidad de hombres, pero también de mujeres fantásticas. Me sentía en casa, ya no era una extraña”.
Coda
Bajo el influjo de John Zorn
A los 16 años, la artista asistió a un concierto de John Zorn con su grupo Naked City, cuya música le causó una gran impresión. “Ni siquiera sabía si me gustaba, era algo muy diferente. Y yo pensaba: ¿quién es este tipo? No me imaginaba que 20 años después estaría tocando con él, lo que cambió mi vida. Todo ocurrió por accidente, así es mi vida”.