La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que en el mundo, cada año se llevan a cabo más de 300 millones de procedimientos quirúrgicos. De estos, 234 millones son cirugías mayores, es decir, oncológicas, ortopédicas, de traumatología, cardiovasculares y otras más que tienen un alto grado de complejidad; el resto son cirugías menores y de corta estancia.
Para analizar los retos que tienen los países en el desarrollo y la prestación de servicios quirúrgicos, en 2014 se conformó la Comisión Lancet sobre Cirugía Global, que publicó el informe “Cirugía Global 2030: evidencia y soluciones para lograr la salud, el bienestar y el desarrollo económico”.
El informe señala que cada año se necesitan 143 millones de operaciones adicionales para cubrir las necesidades de la población. El dato era alarmante, pero con la llegada de la pandemia por covid-19 la situación se agravó, todos los países tuvieron que suspender cirugías y concentrar sus esfuerzos en la reconversión de camas hospitalarias. La mayoría apenas el año pasado comenzó a tener números similares a los de 2019, el año previo a la pandemia.
Y si bien el diferimiento de las cirugías y los tiempos de espera en la atención médica existen en todo el mundo y son inevitables, hay varias formas de disminuirlos.
En el IMSS este año presentamos la estrategia “2-30-100”, que tiene como objetivo realizar 2 millones de cirugías, 30 millones de consultas de especialidad y 100 millones de consultas de medicina familiar.
Para poder diseñarla, primero durante el sexenio pasado tuvimos que invertir recursos en unidades que desde hace años, incluso décadas, no habían recibido presupuesto para su rehabilitación; a la par crecimos en la mayor formación de médicos especialistas.
Para darnos un ejemplo: en 2019, cuando llegamos al IMSS, los datos señalaban la existencia de cierto número de quirófanos, pero la realidad era totalmente diferente. Un número importante de ellos no funcionaba por falta de algún equipo, aire acondicionado o falta de personal.
Con “2-30-100”, lo que buscamos es aprovechar toda la capacidad instalada del IMSS. Partimos de una premisa muy sencilla: si en el sexenio pasado rehabilitamos más de 800 quirófanos, inauguramos unidades médicas de primer nivel y hospitalarias, y tenemos más personal médico especialista, no podemos esperar los mismos resultados de los años previos. Tenemos que hacer más.
Para ello, “2-30-100” tiene varios ejes:
El primero: evaluación en sitio de las condiciones de cada hospital y el involucramiento de todo el cuerpo directivo central del IMSS. Lo mismo el área jurídica que la financiera o la de tecnologías, todas acuden a las unidades. Si no conocen la realidad de la operación, difícilmente pueden comprender las necesidades.
Segundo: identificamos estilos de gestión médica y damos acompañamiento del cuerpo directivo de cada hospital para hacer una reorganización operativa en donde se requiera.
Tercero: realizamos mayor contratación de enfermeras quirúrgicas, programamos cirugías los siete días de la semana, simplificamos trámites, compramos instrumental, estamos renovando equipos de esterilización y mejoramos el abasto de insumos para las cirugías.
Cuarto: instalamos un comando central que da seguimiento a indicadores, a necesidades y a problemas que se presentan en la operación diaria para resolverlos más rápido.