En el video de Movimiento, de Jorge Drexler, se ve a Lorena Ramírez correr por los cañones de Guachochi. El paisaje de Chihuahua se abre mientras ella avanza. “Apenas nos pusimos en dos pies, comenzamos a migrar”, canta Drexler. Pensé en esa imagen el domingo en Ciudad Juárez, escuchando a mujeres que han corrido su propia ruta.
Fuimos con la presidenta Claudia Sheinbaum a supervisar los avances de los primeros Centros de Educación y Cuidado Infantil (CECI) del IMSS. En Paraje de Oriente, Miriam nos contó que llegó de Oaxaca siguiendo una ruta que recorren miles de mujeres: dejar atrás su comunidad y su red familiar para trabajar en la maquila. Migrar es aprender a sostener la vida en un territorio nuevo. Para Miriam, el CECI significa poder trabajar sabiendo que su hijo está protegido.
También habló Verónica. Es rarámuri y corredora, de pies ligeros, como Lorena. Verónica llegó a Juárez en busca de empleo, con los niños a cuestas. Sus hijos ya son grandes; ella ya no necesita un CECI. Pero celebra que exista ahora para que la migración no vuelva a ser sinónimo de incertidumbre.
Y Dulce. Tiene 19 años, un hijo de un año y otro en camino. Para ella, el CECI significa volver a estudiar, buscar un trabajo, imaginar una vida distinta.
Cuando la presidenta Sheinbaum habla de los CECIs lo hace desde la experiencia. Recuerda que ella fue a una guardería del Issste y que sus hijos estuvieron en una del IMSS. Que tanto su madre como ella pudieron trabajar gracias a esa prestación. Por eso subraya que el cuidado no es una obligación predeterminada de las mujeres, sino una elección. Pero para que exista la posibilidad de elegir, el Estado debe garantizar la opción.
Los CECIs son una política pública que asume que el cuidado es un derecho y una responsabilidad social. No atenderán solo a hijas e hijos de derechohabientes del IMSS; también abrirán sus puertas a niñas y niños de madres sin seguridad social.
¿A qué le apostamos en Ciudad Juárez y qué modelo buscamos replicar? A que los ayuntamientos, en lugar de pagar servicios de guardería, cubran el aseguramiento de las madres al Seguro Social. Con ello no solo acceden al CECI, sino a la cobertura completa de los cinco seguros del IMSS para ellas y sus familias. Cuidar se convierte así, en una puerta de entrada a los derechos sociales.
El cambio es de fondo. De acuerdo con el Inegi, 2.6 millones de mujeres desean trabajar o estudiar, pero no lo hacen porque no tienen con quién dejar a sus hijas e hijos.
Por eso importa cómo se cuida. En los CECIs no hay subrogación ni privatización. Son trabajadoras del IMSS, con formación en educación inicial, quienes cuidan y acompañan a niñas y niños desde los 43 días de vida y hasta los cuatro años. Cuidar también es formar.
Este modelo fue uno de los ejes de la 116 Asamblea General Ordinaria del IMSS, celebrada en Puebla, en un hospital que volvió a abrir sus puertas después de ocho años. Conocido como San Alejandro, hoy lleva el nombre de Carmen Serdán Alatriste. Memoria, mujeres y reparación como forma de futuro.
Los CECIs forman parte de una visión más amplia: un sistema de cuidados que permita que las mujeres trabajen si así lo desean y que el país crezca con ellas. Ampliar la participación de las mujeres en el mercado laboral podría incrementar el PIB hasta 22 por ciento en la próxima década.
Por eso, como anunció la Presidenta, en el IMSS vamos a construir mil CECIs durante su gobierno. Para que las madres no tengan que decidir entre trabajo y familia. Para que tengan autonomía y para que el país tenga futuro. Para que el movimiento —el de Miriam, el de Verónica, el de Dulce y el de millones de mujeres más— deje de ser una carrera solitaria y se convierta en una decisión colectiva que organice, con justicia, el porvenir.