El mundo entero sabe que la doctora Claudia Sheinbaum es la primera mujer Presidenta de México. Lo que pocos saben es que es la tercera mandataria en la historia de nuestro país en ocupar los tres niveles de gobierno: alcaldesa en Tlalpan, Jefa de Gobierno en la Ciudad de México y Presidenta de México.
Antes que ella, solo dos presidentes de la República habían gobernado un municipio y un estado, y fue hace más de 100 años: Venustiano Carranza y Álvaro Obregón. Y por eso el liderazgo de la Presidenta es minucioso, y en el sector salud va del gran diseño institucional hasta el último detalle operativo. Gracias a su experiencia en el nivel municipal, nos enseña que no hay problema tan grande que el gobierno no pueda resolver, ni problema tan chico que el gobierno no deba atender.
Esa fue la hipótesis que planteé el 10 de diciembre, durante la 116 Asamblea General Ordinaria del IMSS, celebrada por primera vez en Puebla. No fue en cualquier lugar, fue en un hospital que volvió a nacer, en el momento de mayor crecimiento del IMSS.
San Alejandro cerró tras el sismo de 2017. En un solo día, Puebla perdió 415 camas. Antes de los gobiernos de la Cuarta Transformación se intentaron salidas que no resolvieron el fondo. Cuando llegamos en 2019, tocó reorganizar la atención, recuperar capacidad mediante otros hospitales, demoler incluso los cimientos y construir algo nuevo. Por eso era tan importante que la Asamblea, que solo en tres ocasiones ha salido de la Ciudad de México, sesionara allí, en ese nuevo hospital, hecho por ingenieros militares de la Secretaría de la Defensa Nacional.
Fue una fotografía del momento que vive el IMSS: crece la derechohabiencia y crece la capacidad para atenderla. Hoy son más de 78 millones de mexicanas y mexicanos con seguridad social. A la pregunta de cómo atender a más personas y hacerlo mejor, el IMSS ha respondido con infraestructura, personal y mejora en el servicio. Por eso el IMSS pasó de 33,752 camas en 2018 a 39,663 en 2025. Y seguimos creciendo. En siete años de transformación hicimos más que lo hecho en los seis sexenios neoliberales. La meta es llegar a 45,284 camas en 2030.
Pero, incluso con ese crecimiento, nada tiene sentido si no se siente en la vida diaria. Por eso hace un año asumimos tres prioridades: tiempo, trato y abasto.
En tiempo, la estrategia 2-30-100 nos permitió, al 14 de diciembre, superar la meta de 100 millones de consultas de medicina familiar, alcanzar 28.2 millones de consultas de especialidad, y realizar 1.7 millones de cirugías. En comparación con 2024, esto representa 23% más cirugías, 18% más consultas de especialidad y 5% más consultas de medicina familiar: más atención, más productividad, menos tiempos de espera.
Hemos surtido 205 millones de recetas, equivalentes a 1,031 millones de piezas de medicamentos este año. Tenemos que llegar al 100%, sin duda: reducir el gasto de bolsillo, aumentar la prevención y la cercanía. Vamos a seguir en esa ruta en 2026.
En esa misma lógica se entiende el otro gran paso de este segundo piso de la 4T: la construcción de mil Centros de Educación y Cuidado Infantil que son parte del Sistema Nacional de Cuidados, para que las madres puedan decidir sobre su tiempo y sobre sus actividades laborales. Tiempo de mujeres, tiempo de transformación.
Por eso, en Puebla, la Asamblea aprobó por unanimidad un gesto que parece simbólico pero es mucho más: renombrar San Alejandro como Hospital General Regional No. 36 “Carmen Serdán Alatriste”. Hay pocos hospitales con nombre de mujer. Y casi ninguno que recuerde a una enfermera. Carmen Serdán fue una valiente revolucionaria poblana pero también trabajó como enfermera en hospitales militares y ayudó a organizar el trabajo de enfermería.
Nombrar es reparar. Y reparar también es construir el futuro. La República de las Mujeres.