En noviembre de 2008 se activó la “Operación limpieza”, cuyo objetivo era investigar vínculos del cártel de Sinaloa con funcionarios de gobierno.
En las primeras horas corrieron muchos rumores y de hecho se había filtrado que Genaro García Luna estaba implicado.
Pasarían muchos años para que finalmente el nexo del ex secretario con el narcotráfico saliera a la luz. Este 17 de enero García Luna se enfrentará a los Fiscales del Distrito Este de Nueva York. Comparte cargos criminales con dos ex funcionarios que aún no han sido extraditados: Ramón Pequeño García, quien fue jefe de la división antidrogas, y Luis Cárdenas Palomino, quien estuvo al frente de la División de Seguridad Regional de la Policía Federal.
La acusación lleva el número 00576-BMC y se apila en los anaqueles de una corte de Nueva York. Básicamente revelan cómo permitieron al cártel de Sinaloa moverse, cargar y descargar toneladas de drogas a lo largo del país y permitirle continuar con el tráfico a Estados Unidos.
Según un documento elaborado por el fiscal Seth D. Ducharm, tanto Cárdenas Palomino como Ramón Pequeño acordaron no interferir cuando miembros del cártel de Sinaloa cargaban y descargaban las drogas que serían enviadas a la frontera de México.
El segundo acuerdo era que tanto Pequeño como Cárdenas dieron acceso a información sobre cómo las fuerzas del orden en México atacaron las operaciones del cártel de Sinaloa, es decir, pusieron en alerta a los narcos para evitar sus detenciones.
Otro de los métodos a través de los cuales Pequeño García benefició al cártel que lideró El Chapo Guzmán fue que favoreció el arresto de enemigos de éste. Incluso llegó a filtrar información sobre cárteles rivales.
El cuarto arreglo que tenía el funcionario es que incluso colocó a otros funcionarios corruptos en posiciones de poder para beneficiar al cártel de Sinaloa. Es por esto que los cargos que pesan en contra de los funcionarios son tráfico de drogas, distribución de cocaína y conspiración, entre otros.