Los más de tres años de encierro de Mario Marín terminaron. El presunto autor intelectual de la tortura a la periodista Lydia Cacho pasará sus días y noches— a modo de prisión domiciliaria— en su residencia de alta plusvalía, ubicada en la colonia Xilotzingo al sur de la capital poblana.
Por decisión judicial, el ex gobernador de Puebla continuará el proceso en su contra detonado hace casi dos décadas tras ser nombrado en el libro de Los Demonios del Edén (2005), el cual denunció una red de explotación sexual infantil. Una resolución con la que, a ojos de la defensa de la periodista, se reafirma que “si alguien te tortura, si alguien hace un concierto de autoridades abusando del poder (...) y tu lo denuncias, la ley los va a respaldar.(...) y tú puedes seguir sintiendo temor”.
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De acuerdo con Araceli Andrade, abogada de Lydia Cacho, en la audiencia del 10 de agosto del 2024 una jueza en Quintana Roo aprobó el cambio de medidas cautelares que permitían a Mario Plutarco Marín Torres abandonar esa misma noche el penal de El Altiplano. Esto “en la recta final” del proceso para sentenciarlo por tortura, según la periodista.
Aunado a ello, reveló que la jueza responsable de la libertad del ex gobernador, Angélica del Carmen Ortuño Sánchez, condicionó el cambio de medidas a una fianza de 100 mil pesos “por decir la verdad”: “La jueza de pronto dio un giro y todo el esfuerzo (...) lo tira por la borda protegiendo los derechos del torturador y violando los míos”, escribió en X.
No obstante, el paradero del llamado Góber Precioso seguía incierto a tres días de emitida la resolución. MILENIO reportó que para la mañana del 13 de agosto aún no se contaba con instrucción alguna para ponerlo en libertad, pese a que las autoridades del penal ya le habrían realizado pruebas para colocarle un brazalete electrónico e, incluso, ya no contaba con ficha de registro en el penal.
¿Dónde estaba Mario Marín?
La venganza de Los Demonios del Edén
Otro intento de Mario Marín por buscar el arraigo domiciliario aconteció en abril del 2023. Pero un juez le negó la petición de abandonar el penal de El Altiplano, el segundo destino penitenciario que el ex gobernador de Puebla pisó desde su detención el 3 de febrero del 2021.
Pese a ser aprehendido tras un cateo a una casa de la colonia Rubén Figueroa, en Acapulco, la primera parada penitenciaria del Góber Precioso fue el Cereso de Cancún, en Quintana Roo, en el que permaneció tras serle dictado auto de formal prisión por el delito de tortura en agravio de la también activista Lydia Cacho en 2005; 16 años atrás de aquel entonces.
El apellido Marín Torres, junto a otras más de empresarios y políticos, aparecieron en las páginas del libro Los Demonios del Edén (2005) como presuntos partícipes y cómplices de una red de pornografía y prostitución infantil en Quintana Roo, así como de lavado de dinero.
Con testimonios, fotografías, documentos y grabaciones, Lydia Cacho ventiló las atrocidades que el empresario Jean Succar Kuri cometió contra decenas de niños y niñas al abusarlos, fotografiarlos y exhibirlos en una red de pornografía infantil que él dirigía. Todo ello con la protección de al menos 19 políticos, entre ellos, el entonces gobernador de Puebla.
Pero la investigación que también salpicó al director de la Policía Judicial de Quintana Roo, Hugo Adolfo Karam Beltrán, y al empresario de origen libanés, Kamel Nacif, puso a Lydia Cacho en la mira de los implicados. La incomodidad de éstos fue tal que días después de la publicación se reportó la detención de la periodista por difamación y calumnias, la cual escaló a actos de tortura.
Las llamadas filtradas
Corrían los últimos días del 2005 cuando una decena de personas detuvieron arbitrariamente a Lydia Cacho en Quintana Roo para trasladarla hasta la ciudad de Puebla. La captura habría derivado de una demanda en su contra por calumnia interpuesta por el también conocido Rey de la Mezclilla, Kamel Nacif.
Así, en un trayecto de más de 20 horas y 1,300 kilómetros, la autora de Los Demonios del Edén sufrió tortura psicológica por los oficiales que la privaron de la libertad. Según recordó:
“Me encarcelaron, me quisieron violar, me torturaron durante 20 horas en el camino. Estaba directamente relacionado con castigarme por haberles dado voz a las víctimas”. La periodista fue liberada en febrero del 2006 y pocos meses después se abrió una nueva caja de pandora.
La persecución a Cacho
Una llamada telefónica reveló que la detención de la activista había sido orquestada:
— ¿Qué pasó mi gober precioso? Mi héroe, ¡chingao!, dijo exaltado Kamel Nacif en una llamada telefónica que sostuvo con Mario Marín.
— Pues ya ayer le acabé de dar un coscorrón a esa p*nche vieja cabr*na. (...) No nos tiembla (la mano) ni nos temblará, contestó el gobernador de Puebla.
La llamada del góber precioso
Pese a los audios revelados, el empresario libanés sostuvo su acusación contra Lydia Cacho. En tanto la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) discutió el dictamen del ministro Juan Silva Meza, el cual proponía determinar que autoridades de Puebla y Quintana Roo actuaron en contubernio para violar las garantías individuales de la activista.
Sin embargo, en noviembre del 2007 las y los ministros desestimaron el proyecto. Y no fue hasta 2018 cuando el Comité de Derechos Humanos de la ONU reconoció la detención arbitraria y tortura a Lydia Cacho; al final, Mario Marín cayó en 2021 tras dos años prófugo, mientras Nacif fue localizado y detenido en Líbano.
ASG