Ana María Sierra Barragán y su hija Estrella Isabel, quienes estaban desaparecidas desde mayo en el municipio de Ecatepec, Estado de México, fueron encontradas sin vida en Morelos.
Los cuerpos fueron entregados esta semana a la familia, pero fue este jueves cuando se informó del deceso. La madre e hija serán veladas en una funeraria en la colonia Juárez, Ciudad de México. En tanto aún se trabaja en la línea de investigación para determinar los hechos.
"Habían encontrado unos cuerpos que coincidían con la búsqueda, pero la fiscalía hasta no estar segura no puede decir nada porque es un tema legal.
"En Morelos (las encontraron ), nos notifican que encontraron el hallazgo, que hay coincidencias y hasta que se hicieran las pruebas genéticas, ya confirmaron. El dato exacto de cuándo confirmaron no sabría decirlo", comentaron familiares de Ana y Estrella consultados.
MILENIO público que la mujer de 36 años, daba clases de inglés y era mamá de Estrella Isabel, de 8 años. Ambas fueron sustraídas de su propia casa, en Valle de Aragón Tercera Sección, en Ecatepec, Estado de México.
Un día antes de su desaparición, Anita, como le llaman cariñosamente familiares y amigos, fue vacunada contra el covid-19. Por la noche le dijo a su papá que se sentía mal.
Cuando la maestra no se presentó a dar clases la mañana del 18 de mayo, sus compañeros pensaron que había tenido alguna reacción a la vacuna.
Ese día, tras varios intentos fallidos de comunicarse con su hija, el señor Jorge Sierra fue a la casa de Ana, pero no estaba; al entrar encontró desorden y que faltaba objetos: “habían extraído la camioneta y se llevaron a mi hija, las computadoras y el colchón; faltan muchas cosas de ella”, narró en entrevista con este medio el 12 de junio.
“Todo el día estuve marcándole y no me contestó. Llegué a la casa y le pregunté a mi esposa si Anita se había comunicado. Me dijo que no y decidimos ir a buscarla a la casa. Entré y me doy cuenta de que no está, no hay pantallas, laptops, y dije ‘está desmayada o la tienen amarrada’. Subí y no encontré nada, ni a ellas ni un colchón y se me hizo extraño.
“Mi hija y yo nos hablábamos unas 20 o 30 veces al día. Platicamos lo de la vacuna y hoy cada día que pasa para mí es una piedra, es un tormento”, dijo.
Uno de los vecinos recuerda que ese martes, alrededor de las 6:00 horas, vio salir de la calle la camioneta de Ana, una Voyaguer blanca modelo 2001, con placas 777 SWP, con un colchón en el toldo, lo que llamó su atención.
En la exigencia de justicia, sus familiares y amigos protestaron el 10 de junio en la venida Central, a la altura del Metro Río de los Remedios, para exigir la atención de las autoridades.
KVS