Algunos grupos criminales han condenado a las fiestas patronales a convertirse en una de sus fuentes de ingresos, al exigir a párrocos e iglesias la mitad de las colectas obtenidas de estos festejos clave para la identidad de las comunidades.
Éste y otros testimonios de violencia contra la iglesia católica salieron a la luz en 2022, uniéndose a la indignación por la entonces reciente ejecución de los jesuitas Javier Campos Morales y Joaquín César Mora Salazar a manos de un comando armado. El caso se cerró en 2023 tras hallarse el cuerpo de José Noriel Portillo, alias El Chueco y a quien se le atribuyó el crimen, aunque para la iglesia fue "un fracaso del estado mexicano".
"Les dejaron el cuerpo (…) Nadie puede se puede colgar la medallita", declaró en Milenio Televisión el sacerdote Javier Ávila
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Pugnas entre comunidades indígenas, no cárteles
En 2022, el Centro Católico Multimedial (CCM) clasificó a México como uno de los países más peligrosos para ejercer el sacerdocio al sumar siete asesinatos— incluyendo los de Javier y Joaquín— y cerca de 800 extorsiones, amagos y amenazas a obispos principalmente vinculados a fraudes y apropiación ilícita de recursos.
Aquel clima de violencia volvió a hacerse presente en la mañana del 20 de octubre del 2024 con el asesinato del padre y activista Marcelo Pérez Pérez en Chiapas; siendo éste el primer caso del aún joven sexenio de Claudia Sheinbaum.
"Ya se preveía que le podía pasar esto porque él siempre estuvo defendiendo a los más débiles e indefensos. Indígenas contra indígenas para que hubiera paz entre ellos. Obviamente esto molestó a algunos que siempre quieren ejercer el poder entre los mismos indígenas", declaró el obispo de San Cristóbal de las Casas, Felipe Arizmendi, en entrevista con Milenio Televisión.
Las amenazas del padre Marcelo
Pocos minutos faltaban para las 09:00 horas. Feligreses aún salían de la iglesia Guadalupe, en San Cristóbal de las Casas, en la que Marcelo acababa de impartir una misa, cuando se escucharon detonaciones de arma de fuego.
Dos sicarios interceptaron al sacerdote en la calle Las Peras para después acribillarlo y darse a la fuga. Y si bien aún se desconocían a los responsables, Arizmendi puso sobre la mesa la posibilidad que la ejecución fuera instruida por algún grupo indígena que pugna por el poder "político y económico" de la zona.
"Los que están con estos grupos (narcotraficantes) están en otra región de Chiapas. Donde él estuvo trabajando más son comunidades indígenas donde prácticamente todavía no entran estos grupos, estos cárteles. Más bien son pugnas internas entre las comunidades", detalló el clérigo.
2023: un homicidio y un intento fallido
El féretro del padre Javier García Villafaña se colocó en medio del Templo de San Agustín en Salamanca, Guanajuato, con una sábana blanca y una biblia encima de ésta. Después fue trasladado al panteón de Villas de la Paz, donde su familia y varios feligreses lo esperaban con flores blancas y lágrimas en los ojos.
Sin razón aparente, según lo dicho por sus conocidos, García Villafaña fue víctima de un ataque directo en la carretera Cuitzeo-Huandacareo a la altura de la localidad de Capacho, en Michoacán.
"Él acababa de llegar ahí. Tenía casi un mes", dijo Monseñor Carlos Garfias Merlos, Arzobispo de Morelia, a Milenio Televisión tras negar que el padre hubiera recibido alguna amenaza de muerte previa. Aunque la Fiscalía General del Estado (FGE) reveló que una de las líneas de investigación estaba relacionada con el crimen organizado.
El asesinato del párroco Javier García
Aquel destino pudo haber sido el mismo para el Monseñor Faustino Armendáriz Jiménez, arzobispo de Durango, quien fue atacado con un cuchillo por un adulto mayor. Afortunadamente el atentado quedó en eso: un intento fallido de asesinato.
El propio párroco relató lo ocurrido el 21 de mayo del 2023— días antes de la muerte de García Villafaña— cuando el sujeto de aproximadamente 80 años de edad intentó apuñalarlo en la catedral Basílica Menor.
"Al ver el ataque yo no pensé nada. Pensé en defenderme, en resguardar mis costillas", recordó ante la prensa. "Afortunadamente estaba ahí el Padre Isidro. Y en el momento en el cual el señor me agrede empieza a gritar groserías y señalamientos varios", atajó.
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Además de violencia y asesinatos a sacerdotes, el CCM registró cerca de 24 agresiones semanales a templos y comunidades católicas en el periodo 2018-2022, las cuales consistieron en robos comunes o ataques con fines de profanación. En tanto para los homicidios identificó como principales motivos las derivadas de sus acciones pastorales, robo o índoles personales.
Un episodio de estas índoles fue el rafagueo contra una iglesia en la comunidad de Santa Anita en Guachochi como resultado de un enfrentamiento entre grupos criminales. La intensidad de la pugna se reflejó en las decenas de agujeros en la fachada e interiores del lugar, así como los cientos de casquillos percutidos de calibre 7.2 por 39 milímetros.
Los otros asesinatos del gobierno de López Obrador
Un mes antes de los homicidios de Javier Campos y Joaquín César Mora en Chihuahua, el reporte del CCM dio cuenta de desaparición y el asesinato del Padre José Guadalupe Rivas.
A partir de 15 de mayo del 2022 nadie supo más del también presidente de la Casa del Migrante, hasta dos días después, el 17, cuando se reportó el hallazgo de su cuerpo con huellas de tortura en un rancho cercano a la Hacienda Santa Verónica en Tecate, Baja California.
Así fue el último adiós a José Guadalupe
En tanto en mayo del 2021 se reportó la ejecución del Padre Gumersindo Cortés González, quien había desaparecido en la mañana anterior a la localización de su cadáver.
Para junio se confirmó la muerte de Fray Juan Antonio Orozco Alvarado tras un enfrentamiento entre cárteles rivales en los límites de Durango y Zacatecas. Y dos meses después, en agosto, trascendió el asesinato del Padre José Guadalupe Popoca Soto en Cuernavaca, Morelos.
Finalmente, la ejecución del Padre José Martín Guzmán Vega, párroco de San Nicolás de Bari, representó la primera de este tipo del sexenio al reportarse en agosto del 2019.
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Cabe señalar que el registro del CCM abarca desde el año 1990 con el homicidio a puñaladas del Padre Guillermo Madrigal Arias, junto al matrimonio de Rigoberto Betancourt Bejarano y Lilia Sánchez de Betancourt.
De ahí que se enlistan otros casos como el del Cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo , asesinado tras ser confundido con un capo del crimen organizado; el del Padre Macrino Nájera Cisneros, quien murió en 2005 tras defender a una niña de un pistolero que irrumpió en una fiesta de XV años; o del Padre Joaquín Hernández Sifuentes, en 2017, a manos de un joven que lo acusó de violación sexual.
ASG