Tras agotar sus recursos administrativos, la justicia estadunidense determinó que Benjamín Arellano Félix, ex líder del cártel de Tijuana, permanecerá en prisión hasta 2033. “Ante la gravedad y depravación de los delitos admitidos por Arellano, la Corte encuentra la punta de la balanza decididamente en contra de reducir su sentencia”.
Un juez de distrito de Estados Unidos negó la solicitud presentada por el narcotraficante, quien pidió su liberación anticipada.
Larry Alan Burns, el mismo juez que lo sentenció a él y a su hermano hace más de una década, decidió que el narco no merece ningún perdón o reducción de su condena. Hace unos días, el juez le escribió una carta que decía:
“Con todo respeto al señor Arellano, con los argumentos que usted ha presentado, no estoy de acuerdo con nada”.
Burns enfatizó que la perversidad de los actos de Benjamín Arellano, incluidos los de tortura, no han sido reivindicados y, además, de salir en libertad podría recoger los pedazos que quedan del cártel de Tijuana y reincidir.
El juez también dijo que ni siquiera considerando los años que pasó en una prisión mexicana entre los años 2002 y 2011 fueron argumentos suficientes para pagar lo que hizo Arellano Félix.
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Entre los argumentos de Arellano Félix, quien está a punto de cumplir 70 años, está que los años en prisión lo han rehabilitado de los delitos que cometió, entre los que se encuentran tortura, tráfico de drogas, corrupción y asesinato.
“No puede justificar la liberación compasiva”, concluyó el juez estadunidense en su escrito. “La introspección personal y la reflexión sobre su comportamiento ilícito en el pasado está a su favor, pero o el discernimiento personal y la sagacidad ganados durante un largo periodo de encarcelamiento debe considerarse la norma, y no una anomalía extraordinaria”.
Larry Alan Burns no solo le negó la libertad por compasión, si no que fue contundente al afirmar que Benjamín Arellano merece el duro castigo que le impuso la Corte, ya que sus ofensas fueron viles y atroces. Mostró una extrema crueldad, falta de conciencia y desprecio por la vida humana y continuó así durante décadas.
Benjamín Arellano contrató por primera vez a Santiago Meza, El Pozolero, quien disolvió 300 personas. Un método, que al día de hoy, no ha permitido a cientos de familias la identificación de sus hijos, padres, esposos.
“Su liderazgo fue despiadado, vicioso e inhumano”, dijo Alan Burns, quien le recordó que si no fuera por el tratado de cooperación que hizo con el gobierno americano, su pena hubiera sido de cadena perpetua, es decir toda la vida en prisión.
“Nuevamente, digo esto sin ninguna malicia hacia el Sr. Arellano, pero si lo tuviera a mi alcance, lo pagaría una pena más larga. Creo que la gravedad de los crímenes cometidos aquí, justifican que pase el resto de su vida bajo custodia. Ciertamente haría eso otra vez sin ninguna malicia personal”.
“Se queja de estar sometido a privaciones durante sus muchos años en prisión. Estos incluyen el deterioro de su salud, las incomodidades progresivas de la vejez, y la angustia y la soledad que tiene al estar separado de su familia. El Tribunal reconoce que la prisión es un mal lugar para estar. Pero a pesar de las quejas de Arellano, sus necesidades médicas están siendo atendidas satisfactoriamente”, añadió.
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