¿Paramilitarismo? Lo que hay detrás de los 'narcotanques' destruidos en Tamaulipas

En lo que va del mes de julio, autoridades federales destruyeron al menos 146 vehículos con blindaje artesanal utilizados por grupos delictivos que operan en el estado fronterizo.

Los vehículos 'monstruo' y el paramilitarismo en México | Milenio
Anel Tello
Ciudad de México /

El espiral de violencia en el que Tamaulipas se encuentra sumergido desde hace décadas ha hecho de sus carreteras y caminos de terracería un escenario en el que frecuentemente transitan vehículos blindados utilizados por grupos de la delincuencia organizada para enfrentar a organizaciones rivales o a las mismas autoridades.

Estos camiones, conocidos popularmente como monstruos o 'narcotanques', cuentan con un blindaje artesanal ilícito que la mayoría de las veces es realizado en talleres clandestinos.

Por sus dimensiones y tecnología, los vehículos han sido adoptados por otras grandes organizaciones delictivas que operan fuera de Tamaulipas, como es el caso del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) que los fabrica y pone en marcha tanto en su bastión como en Michoacán.

Empero, sigue siendo el estado fronterizo en donde se registra el mayor número de aseguramiento de este tipo de unidades, un hecho que refleja el paramilitarismo criminal que con el paso de los años ha alcanzado la delincuencia organizada.

Los aseguramientos de vehículos monstruo en Tamaulipas

Decomisan camiones monstruo en Tamaulipas.

El lunes 22 de julio de 2024 en las instalaciones de la Fiscalía General de la República (FGR) a través de la Fiscalía Especializada de Control Territorial (FECOR) en su delegación de Reynosa, Tamaulipas se llevó a cabo la destrucción de 50 vehículos monstruos.

Tal y como lo reportó Antonio Hernández para MILENIO dicha diligencia se realizó tan solo 11 días después de que en el mismo estado se desmantelaran 96 unidades del mismo tipo.

Los vehículos con blindaje artesanal destruidos por autoridades federales se encontraban relacionados con al menos 30 expedientes judiciales al ser utilizados por los distintos grupos de la delincuencia organizada que operan en Tamaulipas, los cuales son en su mayoría escisiones del Cártel del Golfo y Los Zetas.

En el aseguramiento de las unidades participaron elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y de la Guardia Nacional cuyo despliegue ha incrementado enfrentamientos con civiles armados en los distintos municipios y zona fronteriza del estado.

El paramilitarismo criminal de Tamaulipas

FGR destruye 14 vehículos con blindaje artesanal asegurados a grupos delictivos de Tamaulipas

Los conflictos armados que organizaciones delictivas y militares protagonizan en Tamaulipas no es un hecho aislado. Si bien en el resto del país también las autoridades federales se enfrentan a células con un alto nivel estratégico, armamento sofisticado y equipos tácticos, es el estado fronterizo el claro ejemplo de cómo la militarización llegó a estar al servicio del crimen organizado.

La historia se remonta a finales de la década de los noventa cuando al frente del Cártel del Golfo se ubicaba Osiel Cárdenas Guillén. Mejor conocido como El Mata Amigos, el otrora líder criminal se dio a la tarea de fundar un brazo armado que se encargara no solo de su seguridad privada sino de expandir su poderío fuera de Tamaulipas.

Para lograrlo, Cárdenas Guillén se dio a la tarea de reclutar a al menos 31 integrantes del Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales (GAFES), soldados de élite del Ejército Mexicano que recibieron entrenamiento de militares estadunidenses, franceses e, incluso, israelíes.

Aquel grupo de desertores comenzó a ser conocido como Los Zetas y, con pleno conocimiento de estrategias de guerra y manejo de armamento, comenzaron a operar para el Cártel del Golfo, desatando una brutalidad nunca antes vista en el hampa del país.

"La sofisticación logística del grupo ayudó a catapultarlo al poder. Se hicieron conocidos por usar armas y equipos de comunicación de última tecnología, y por emplear la disciplina militar para la planificación de sus operaciones y la recopilación de inteligencia. A diferencia de otros cárteles, Los Zetas no compran sus alianzas sino que más bien aterrorizan a sus enemigos, torturan a sus víctimas, cuelgan cuerpos y masacran indiscriminadamente", señaló en un informe InSight Crime.

Mientras Los Zetas se fortalecieron, las administraciones federales en turno adoptaron estrategias de seguridad basadas en el militarismo. Desde el sexenio de Vicente Fox y hasta la llamada Guerra contra el Narco de Felipe Calderón, poco a poco las Fuerzas Armadas de México fueron ganando injerencia en el combate a la delincuencia organizada, un factor que recrudeció la violencia.

"Después de doce años de militarización de la estrategia de seguridad en México, las organizaciones criminales han mutado y muchas de ellas ya no se dedican únicamente a traficar droga, sino que han diversificado sus actividades y tienen amplio acceso a armamento de alto calibre y a personal que fue entrenado en tareas militares y de contrainsurgencia", sostiene el artículo Cárteles Inc. Paramilitarismo criminal, energía y la nueva 'Guerra contra el narco' en México publicado por Guadalupe Correa Cabrera, académica de la Universidad George Mason.

Es precisamente en este punto en donde los vehículos con blindaje artesanal comenzaron a popularizarse principalmente en Tamaulipas pero también en otras partes de la República Mexicana.

De acuerdo con declaraciones que el analista en seguridad, Romain Le Cour, proporcionó a The New York Times, los vehículos monstruo son una de las actualizaciones más visibles e intimidantes del arsenal con el que cuentan los cárteles más poderosos del país.

Es así como con dichas herramientas, los grupos de la delincuencia organizada cuentan con el armamento y el conocimiento necesario para emular y competir con las fuerzas de élite del Ejército Mexicano, la Secretaría de Marina (Semar) y la misma Guardia Nacional.

¿Cómo son y cuánto cuesta equipar los vehículos monstruo?

Las llantas gigantes, las suspensiones de alta resistencia y los sistemas de escape de humo dejaron de ser modificaciones estéticas para vehículos en México y pasaron a ser parte de una estrategia de guerra de grupos de la delincuencia organizada.

Y es que, en su afán de combatir por el control de plazas y rutas con organizaciones rivales o de enfrentarse a las propias Fuerzas Armadas de México, integrantes de la delincuencia organizada han realizado modificaciones sofisticadas a vehículos de uso común para convertirlas en tanques similares a los que usa el propio Ejército mexicano.

Placas de acero de hasta 10 centímetros de grosor, torretas para disparar ametralladoras y hasta lanzagranadas son algunas de las alteraciones a las que han recurrido para adaptar camionetas a sus necesidades y estrategias.

Localizan vehículo pixelado con blindaje artesanal en San Fernando

Información difundida por The New York Times apunta a que los modelos de vehículos más utilizados para dicho fin suelen ser camionetas Ford Lobo y Raptor así como las Chrevolet Tahoe.

El mismo medio sostiene que la modificación básica con placas de acero realizada por mecánicos en talleres clandestinos toma un tiempo estimado de entre 60 a 70 días, requiere el trabajo de hasta cinco soldadores y tiene un costo que oscila en los dos millones de pesos.

En cuestión de estética, los vehículos tipo monstruo suelen llevar impreso en su exterior las siglas de la organización delictiva para la que operan así como un estampado camuflado que, en ocasiones, resulta complicado distinguir del que utilizan vehículos oficiales.

La sofisticación del armamento y estrategias que han alcanzado los grupos de la delincuencia organizada que operan en Tamaulipas y el resto del país hacen que su combate se convierta en un verdadero reto para las autoridades que continúan buscando la pacificación de México y la tranquilidad de la sociedad civil.

ATJ

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