Codiciada por su ubicación geográfica, sus múltiples puntos de conexión y oportunidades de negocios ilícitos, la Ciudad de México se ha convertido en territorio de disputa para organizaciones delictivas locales y foráneas con el paso de los años.
Si bien grandes cárteles como el del Pacífico o el Jalisco Nueva Generación han buscado la forma de apoderarse de la plaza, la capital mexicana también ha sido punto de origen de al menos tres organizaciones que han sembrado terror y violencia en distintas alcaldías.
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La Unión Tepito, por ejemplo, ha sido una de las más mediáticas al igual que sus aguerridos enemigos de la Fuerza Anti-Unión, empero, al sureste de la ciudad también surgió una célula criminal que se apoderó del control de economías ilegales: el Cártel de Tláhuac.
Pese a que su líder y fundador Felipe de Jesús -mejor conocido como El Ojos- fue abatido en 2017 por elementos de la Secretaría de Marina (Semar) su legado criminal ha prevalecido gracias a otros miembros de su familia que se han ubicado como objetivos prioritarios de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJ CDMX).
La detención de Kevin “N”
La tarde del viernes 17 de mayo, mientras realizaban un recorrido de vigilancia en calles de la alcaldía Tláhuac, elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) se percataron de la presencia de dos individuos que manipulaban envoltorios con características similares a los utilizados para la distribución de droga.
Con apego a los protocolos de actuación policial, los uniformados les informaron a los sospechosos que se les realizaría una revisión preventiva que culminó con el aseguramiento de 102 bolsitas que contenían un vegetal verde y seco similar a la marihuana, 99 dosis de sustancia parecida a la cocaína, un arma de fuego corta, un cargador y 14 cartuchos útiles, una subametralladora abastecida con 11 cartuchos útiles, dos cangureras y dinero en efectivo.
Los dos sujetos de 36 y 22 años de edad fueron detenidos y presentados ante un agente del Ministerio Público para definir su situación legal. Adicionalmente la SSC destacó que luego de realizar un cruce de información se tuvo conocimiento de que el menor de los arrestados posiblemente forma parte de un grupo delictivo dedicado a la extorsión, el cobro de piso, tráfico de armas, homicidio y narcomenudeo en la zona oriente de la capital mexicana.
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Fue cuestión de tiempo para que en redes sociales y en las calles de la alcaldía Tláhuac aquel comunicado de la SSC comenzara a tomar rostro y confirmara los rumores: el hijo de El Ojos había sido detenido nuevamente.
De acuerdo con información compartida por el periodista Antonio Nieto en su cuenta de X, su nombre es Kevin Pérez y, con tan solo 22 años de edad, buscaba tener el control de la organización delictiva que su padre fundó en 2011, no obstante, la FGJCDMX ya seguía de cerca sus pasos al igual que los de otros miembros de su familia.
El legado familiar de ‘El Ojos’
La cabeza de El Ojitos -como es mejor conocido Kevin "N"- llevaba un par de semanas en el radar de las autoridades al igual que la de otras integrantes de su familia. Y es que, de acuerdo con información recabada por Carlos Vega para MILENIO, la fiscalía capitalina ofreció una recompensa de hasta medio millón de pesos para quien proporcionara información relevante para la captura de la esposa e hijas de El Ojos.
El Programa de Recompensas para detener a generadores de violencia en la Ciudad de México que presentó Ulises Lara incluía a María de los Ángeles Ramírez Arvizú -esposa del otrora líder criminal-, así como de sus hijas Liliana Pérez Ramírez -alias La Li o La Voz- y Samantha Pérez Ramírez -mejor conocida como Sam-.
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Los señalamientos derivaron de los trabajos de inteligencia realizados por autoridades capitalinas, los cuales apuntaban a que el legado criminal de El Ojos en el Cártel de Tláhuac se encontraba ahora en manos de su familia, siendo María de los Ángeles la encargada de encabezar y coordinar la célula delictiva para disputarles el control de demarcaciones a la Unión Tepito y Los Rodolfos.
Los orígenes del Cártel de Tláhuac
Con la ruptura de la llamada Federación, Édgar Valdez Villarreal -un poderoso lugarteniente del Cártel de los Beltrán Leyva que es mejor conocido como La Barbie- buscó afianzar su propio negocio criminal en la Ciudad de México a través de alianzas con clanes familiares que ya se dedicaban a actividades delictivas en el Barrio Bravo de Tepito.
Aunque múltiples investigaciones periodísticas apuntan a ese episodio como el origen de la Unión Tepito, lo cierto es que la presencia de La Barbie en la capital mexicana provocó también la fragmentación de grupos delictivos que se expandieron en distintas demarcaciones de la capital mexicana, tal y como fue el caso de La Mano con Ojos.
"Mano con Ojos es una escisión de la Organización Beltrán Leyva activa en las afueras de la Ciudad de México [...] es sólo un grupo disidente que ha surgido para tratar de apoderarse de un pedazo de territorio, a la luz del arresto de Villarreal y los esfuerzos de Héctor por liderar una nueva facción de la OBL", explica en un artículo publicado en 2011 InSight Crime.
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Poco a poco la captura de líderes de dicha célula delictiva provocó nuevamente su fragmentación, dando así origen al Cártel de Tláhuac según las declaraciones que brindó entrevista con CNN el entonces coordinador de programas y proyectos del Colectivo de Análisis de la Seguridad con Democracia (CASEDE), Armando Rodríguez.
El investigador del CASEDE destacó que, aunque la organización delictiva sí operaba al sur de la Ciudad de México aún no contaba con el poderío suficiente para entrar en la categoría de cártel, sin embargo, afirmó que es posible que la banda delincuencial tuviera contactos con integrantes del Cártel de Sinaloa, el Cártel del Golfo y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
Poco a poco, las actividades de narcomenudeo, extorsiones, secuestros y homicidios en la zona comenzaron a poner en el radar de autoridades capitalinas a Felipe de Jesús Pérez Luna quien fundó y lideró a la organización delictiva al menos desde 2011.
"En el mes de junio (2017), se descubrió que un grupo de 20 personas vinculadas al Cártel de Tláhuac había estado operando en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). El grupo supuestamente traficaba marihuana, cocaína, metanfetaminas, LSD y hachís, obteniendo ganancias de más de 36.5 millones de pesos al año", describe InSight Crime sobre las actividades delictivas a las que fue ligada la célula criminal.
A El Ojos, como fue mejor conocido, lo ubicaron como un generador de violencia que debía ser detenido, por lo que en julio de 2017 el gobierno de la Ciudad de México y las fuerzas de seguridad pusieron en marcha un operativo que quedaría marcado para siempre en la historia de la capital mexicana.
La caída de ‘El Ojos’
El 20 de julio de 2017 en el sur de la Ciudad de México fue desplegado un intenso operativo de la Secretaría de Marina (Semar) que tenía como único objetivo aprehender a Felipe de Jesús Pérez Luna.
"Según las autoridades, la operación se llevó a cabo luego de que concluyeron que el Cártel de Tláhuac estaba involucrado en actividades de narcotráfico, extorsión, secuestro y homicidio en y alrededor de las delegaciones de Iztapalapa, Xochimilco, Tláhuac y Milpa Alta", se lee en un artículo de la fundación dedicada al estudio de amenazas para la seguridad nacional de América Latina y el Caribe.
En una inmediata respuesta, presuntos integrantes del Cártel de Tláhuac desataron balaceras y "narcobloqueos" en distintos puntos de la demarcación para evitar el paso de las Fuerzas Armadas. Aunque dichas circunstancias suelen ser comunes en estados como Tamaulipas, Michoacán, Sinaloa o Jalisco, hasta ese momento jamás se había visto en la capital mexicana.
Los enfrentamientos armados dejaron como saldo al menos 23 personas detenidas y 8 personas muertas entre las que se encontraba El Ojos. Aquel operativo marcó la gestión de Miguel Ángel Mancera como jefe de gobierno capitalino pues, pese al caos desatado en la ciudad, el ahora senador rechazó la idea de que grandes cárteles tuvieran presencia u operaran en la Ciudad de México.
La caída de Felipe de Jesús fue considerada en su momento como un paso hacia la pacificación de la capital mexicana, no obstante, siete años después la FGJ CDMX continúa intentando mitigar los estragos de su legado criminal que intentan resurgir a toda costa para volverse apoderar del sur de la ciudad sin importar la violencia y muerte que eso conlleve.
ATJ