Escondida en lo alto de la sierra de Sinaloa, se puede ver una casa de color rosa pastel, con cuartos amplios y que apenas supera los dos pisos en el rancho La Tuna, se trata de la casa de Doña Consuelo, madre del ex líder del cártel de Sinaloa, Joaquín El Chapo Guzmán.
Medios nacionales y especializados en crimen organizado y narcotráfico reportaron este domingo 10 de diciembre la muerte de Consuelo Loera, en un hospital privado de Culiacán por causas naturales.
La mamá del Chapo, que muchas veces abogó por la dignidad y un trato humano para su hijo preso en Estados Unidos abrió en pocas veces su vivienda a medios; en MILENIO te contamos cómo es la casa de Doña Consuelo.
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La Casa Rosa escondida en Badiraguato
Conocida también como La Casa Rosa, el hogar de Doña Consuelo está en Badiraguato, Sinaloa, municipio en el que nació y creció El Chapo Guzmán.
En 2015, cuando el Chapo se escapó por segunda vez del penal del Altiplano, el medio estadunidense Univisión logró acceder a la casa de Dona Consuelo en el rancho La Tuna; en aquella ocasión se logró observar la casa con arcos y pilares que apenas llegaban a un piso sobre la planta baja.
Contrastaba con las paredes color rosa pastel su techo de teja color ladrillo y las varias macetas y plantas que rodeaban el patio de cemento de Doña Consuelo.
Pese a su modesta entrada, fotos tomadas por la agencia Cuartoscuro revelan que la casa tenía un patio trasero que contaba con un kiosko personal para Consuelo Loera, así como varios cuartos construidas hacia abajo, dentro de la sierra.
Para ingresar en la propiedad habría que subir un camino rodeado de una valla metálica color blanco, que más que por seguridad parecía para adornar o para que animales de la sierra no se cruzaran en el camino.
Al contrario de lo que muchos pensarían al tratarse de la madre de uno de los hombres más poderosos al mando de las organizaciones criminales que más violencia han dejado en la historia de México, la señora Consuelo Loera era una mujer tranquila que incluso le ofreció de comer a los reporteros de Univisión.
Esa tarde del 2015, Consuelo Loera cocinó un guisado y frijoles en una olla de peltre sobre una estufa sencilla al lado del lavaplatos que aún acumulaba algunos trastes secándose.
Mientras avanzaba la conversación entre Doña Consuelo y la reportera de Univisión, Maria Antonieta Collins, ésta los pasó a su habitación, un cuarto color verde menta con una cómoda de madera barnizada en la que había un par de fotos.
aag