Tras casi tres años libre, Patricio Reyes Landa, El Pato, uno de los principales señalados por la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, regresó a manos de las autoridades. Este fin de semana fue detenido, confirmaron a MILENIO fuentes judiciales.
Aunque no se han dado a conocer los motivos de su reaprehensión, se asegura que no tiene que ver con el caso de los estudiantes de la Escuela Normal "Raúl Isidro Burgos", del cual en 2014 él admitió haber participado, aunque los cargos en su contra se desestimaron al confirmarse violaciones al debido proceso y falta de pruebas de su participación en la organización criminal Guerreros Unidos.
A Patricio Reyes Landa lo detuvieron el 26 de octubre de 2014 junto a Jonathan Osorio Cortez, El Jona y Darío Morales Sánchez, El Comisario, presuntos integrantes del grupo delictivo que habría secuestrado y desaparecido a los normalistas entre el 26 y 27 de septiembre de 2014.
En su primera declaración, aportada dos días después, el 28 de octubre de 2014, negó cualquier relación con los hechos. Sin embargo, en la ampliación de su declaración, aportada el 3 de noviembre de ese año admitió que sabía lo que había ocurrido. Y aportó elementos de la narrativa de la llamada “verdad histórica”, sobre que los estudiantes fueron secuestrados, llevados al basurero de Cocula, asesinados, incinerados y sus restos vertidos en el Río San Juan.
El Pato admitió incluso haber trasladado y matado a algunos de los estudiantes. Dijo que en la camioneta en la que él llegó a la zona del basurero de Cocula, una Nissan Estaquitas blanca llevaba cuatro estudiantes, uno de ellos muerto. Los bajó, los hincó y les disparó, luego de que quien era su jefe en la organización: Felipe Rodríguez Salgado, El Cepillo, lo regañó de no haberlos matado antes.
El Pato aseguró que no vio cómo ni quiénes se deshicieron de los estudiantes porque se fue a halconear (vigilar) y a recoger leña seca porque estaba lloviendo.
De la forma en que se deshicieron de los restos de los jóvenes dijo que vio cómo terminaban de llenar dos bolsas de plástico negras con cenizas algunos de sus compañeros en la organización, pero dijo desconocer si las llevaron al Río San Juan porque él se fue a otro lado.
El 7 de noviembre de 2014, el entonces procurador General de la República, Jesús Murillo Karam, informó que tres de los involucrados en el caso habían sido detenidos y declararon haber asesinado a los normalistas de Ayotzinapa:
“Los tres capturados son miembros de la organización criminal de Guerreros Unidos y, al rendir su declaración, confesaron haber recibido y ejecutado al grupo que les entregó los policías municipales de Iguala y Cocula”, dijo Murillo Karam ese día.
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Días después, el 14 de noviembre de 2014, El Pato hizo otra ampliación a su declaración, donde solo le pidieron identificar en fotografías a El Cepillo o El Terco, Felipe Rodríguez Salgado, quien era su jefe.
Tras permanecer cuatro años preso y haber aportado elementos para la configuración de la narrativa de la PGR sobre lo que había pasado con los estudiantes, El Pato fue liberado el 26 de octubre de 2018, cuando abandonó el penal federal número 4 de Tepic, Nayarit, junto con otros tres de los detenidos: Jonathan Osorio, El Jona; Agustín García Reyes, El Chereje; y Salvador Reza Jacobo, Lucas.
De acuerdo con los argumentos judiciales con los que se han logrado las liberaciones de distintos señalados en el caso, ante el juzgado primero de distrito de procesos penales en matamoros Tamaulipas, se acreditó que su presentación ante la autoridad ministerial fue forzada, su detención ilegal y la retención antes de ser presentados fue prolongada.
Entre los elementos que justifican esta interpretación, está el hecho de que la detención ocurrió en Apatlaco, Guerrero, y de ahí fueron trasladados a las oficinas de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (Seido) en Ciudad de México, a donde llegaron 6 horas con 40 minutos después, lo que representó casi el doble de las 3 horas con 40 minutos que debieron haber hecho de camino.
El Pato, entre maltratos y un nuevo interrogatorio
También se acreditó que El Pato fue acumulando lesiones en las revisiones médicas que le practicaron durante su detención. Por lo que se han desestimado sus declaraciones al considerarse que fue objeto de algún acto de tortura o maltrato mientras estuvo detenido.
En síntesis, la resolución judicial a su favor con la que se libró de los cargos de delincuencia organizada y secuestro estimó que hubo una mala investigación por parte de las autoridades y violaciones al debido proceso, conforme a indicios existentes de que las declaraciones que sostenían el caso fueron tomadas mediante tortura, tratos crueles, inhumanos y degradantes. Además, los detenidos no fueron puestos de manera inmediata a disposición de autoridad competente.
En prisión, la colaboración de El Pato en el caso fue perdiendo fuerza conforme pasaron los meses. El 7 de abril de 2015, visitadores de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) acudieron a entrevistarlo al penal federal de Tepic, Nayarit.
En la entrevista, obtenida por MILENIO a través de solicitudes de transparencia, se detalla que se le preguntó si quería conversar sobre la desaparición de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, pidiéndole precisar quiénes participaron en privarlos de la vida, quiénes los entregaron, quiénes los recibieron, en qué los trasladaron, a qué lugar los llevaron, en dónde los privaron de la vida y lo concerniente a su incineración.
También le preguntaron si sabía si los habían interrogado, quién los interrogó, a qué estudiantes interrogó él y qué respondieron los normalistas al interrogatorio.
Le pidieron detallar si al lugar al que fueron llevados los estudiantes alguno llegó sin vida, si sabía en dónde y cómo los privaron de la vida, a quiénes privaron de la vida y quiénes fueron los responsables.
También pidieron que precisara a cuántos estudiantes privaron de la vida y a cuántos incineraron, quiénes ordenaron la incineración de los cuerpos, a quiénes incineraron, quiénes participaron en la incineración, quiénes se hicieron cargo de la incineración y cuánto tiempo duró la incineración. Así como qué material o materiales utilizaron para la incineración, quiénes recogieron las cenizas, cómo las recogieron, quiénes las trasladaron, cómo, quiénes y dónde se deshicieron de ellas, y si las cenizas fueron recogidas en su totalidad.
Además le pidieron que dijera quién ordenó recoger las cenizas de los cuerpos incinerados y si sabía quién dio la orden de que fueran arrojadas al río San Juan.
Finalmente le dieron un álbum con fotografías de los estudiantes, de servidores públicos señalados y diversas personas señaladas como probables responsables para que pudiera reconocer a las los relacionadas con el caso.
Sin embargo, el documento precisa que El Pato “dijo no tener información al respecto, negando haber participado en los hechos. Mencionó que ese 26 de septiembre de 2014 estuvo con su hermana de las 19:00 a las 22:30 horas y que después se fue a su casa con sus padres, que no forma parte de ningún cártel u organización delictiva y que un Ministerio Público chaparrito de la Seido le ofreció dinero para ayudar a su familia a cambio de que siguiera colaborando”.
El escrito de la CNDH, detalla que El Pato también “dijo desconocer de la existencia de organizaciones delictivas en Iguala y Cocula, particularmente de los Guerreros Unidos y Los Rojos”.
De las personas con las que había sido vinculado, dijo que no los conocía y que los vio por primera vez “en el arraigo en donde estaban juntos y platicaban” y que en ese momento (abril, 2015) estaban juntos en una celda de un módulo en donde tienen a los internos para protegerlos de agresiones de otros internos del mismo Cefereso.
El entonces detenido le dijo a los visitadores que también había sido visitado por la ONU “a quienes también les hizo saber que no participó en los hechos”.
Explicó que tenía como abogado al defensor público federal, pero que además había “recibido asesoría jurídica de otros internos que son abogados”, quienes le habrían sugerido “cómo conducirse en sus diligencias”.
También dijo que solicitaría careos y videoconferencias con las personas que lo señalan. De las fotografía que le mostraron aseguró no conocerlas, solo reconoció al ex presidente municipal de Iguala “por haberlo visto en los medios de comunicación”.
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